
Valica tiene diez años y vive en el Gallinero junto a sus padres, su abuela y sus diez hermanos. La chabola es mínima y mal calentada por unas pocas mantas y una antigua estufa de leña. Cuatro maderas y chatarra, sin agua corriente ni intimidad. Y sin embargo, a pesar de las ratas y los montones de basura más propios de un vertedero, y del frío insoportable, el poblado esconde también pequeñas historias de superación alucinantes como la suya.
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