
El 20 de noviembre, España se despertó con la triste noticia. Moría la Duquesa de Alba, Cayetana Fitz James Stuart y Silva, grande de España. Menos de 24 horas después, la Oficina Nacional de Investigación del Fraude (ONIF), dependiente de la Agencia Tributaria, entregaba un informe que el juez esperaba desde hacía nueve meses. En él, los funcionarios de Hacienda diseccionan las cuentas (34 abiertas en España), el patrimonio (63 viviendas, terrenos y oficinas) y los negocios de la Duquesa de Alba, cifrados en un total de 206 millones de euros. Y revelan graves irregularidades contables de la duquesa.
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