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Con Tun Den Cia

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Un día se conoce que Rato se ha beneficiado de la amnistía fiscal. Las declaraciones de autodefensa del Gobierno son de plantilla. Salen nuevas noticias sobre si está empezando a limpiar el rastro. Nada más que decir: aparece la Vigilancia Aduanera y pone patas arriba la casa del que fuera alma económica de todos los gobiernos de Aznar. Detrás de la mano dura no me cuesta nada ver a Rajoy, harto posiblemente de que le crezcan los enanos cuando más necesita vender entradas para su espectáculo de la bonanza económica. Es lo mejor que podía hacer. Hasta ahora ha ensayado otras fórmulas y le ha salido el tiro por la culata, y alguna le pasará factura durante muchos años. Por ejemplo, “Luis, sé fuerte”. Teniendo más o menos acreditado que Bárcenas llegó a acumular más de 40 millones de euros en el extranjero, hay que recordar que nunca, jamás, se registró su domicilio. Si fuera cuestión de cifras, cabría preguntarse cuánto puede tener por ahí Rato para que a las primeras de cambio no le hayan ahorrado este disgusto de darle la vuelta a los calcetines y al colchón, que cualquier escondrijo es posible.
El hombre es el único animal que tropieza todas las veces que sean necesarias en la misma piedra, y Rajoy dijo en voz baja allá por 2003 que no se trabajara con los de Correa y le hicieron poco caso. Ascendió a los altares de las cuentas del PP a Bárcenas, y luego, cuando tocaba demostrar a la justicia de qué parte se está, utilizó el bálsamo de los sms con no se sabe bien qué finalidad. Es cierto que la relación Rajoy-Bárcenas no se puede comparar con la Rajoy-Rato. Compañeros de Gobierno durante muchos años, el primero nombró al segundo para que presidiera Caja Madrid, un puesto que demanda una mezcla de conocimientos y honradez. Cuando la metedura de pata es tan cercana, no le queda más remedio que ser inflexible y registrar lo que haya que registrar. En lugar de sms, hay que emprender otro camino. Se lo diré en cuatro palabras: Con Tun Den Cia. Es el único escondite que le queda.

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