Los tres son de Málaga; los tres tenían hijos jóvenes; los tres los perdieron en la carretera y los tres luchan por que se sepa “toda la verdad”. Pero hay otras trágicas coincidencias: sus hijos compartían la afición por las motos: dos murieron sobre ellas y, además, dos eran íntimos amigos: uno enterró al otro casi cinco meses antes. Y en todos los casos sus padres tienen dudas de cómo se mataron.
El primer misterio –siguiendo un orden cronológico– data del sábado 18 de junio de 2011. Aquel día, Jordi García Ramírez, de 22 años, pasó un momento por su trabajo en las inmediaciones de la Autovía del Mediterráneo (A-7) para hablar unos minutos con su cuñado, José Antonio Galera. Eran, más o menos, las cinco de la tarde; pero enseguida quiso regresar a su casa en Puente Don Manuel (cerca de Vélez-Málaga) para recoger a su novia y trasladar unos muebles. Así, se incorporó con su Yamaha XT600 a la A-7 e, inmediatamente, se pasó al carril izquierdo para adelantar coches.
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