Es una irónica paradoja que los protagonistas de este reportaje se hayan pasado ocho años viendo colgar de balcones consistoriales y ventanas de edificios públicos las pancartas de la campaña de las instituciones murcianas exigiendo un trasvase para regar sus campos sedientos. “Agua para todos”, decía el eslogan.No la hay para todos en la Región de Murcia; no si no se puede pagar. A la pobreza hipotecaria, la pobreza alimentaria y la pobreza energética se une la pobreza hídrica: en Murcia se suma una ley seca para los parados de larga duración, los perceptores del último subsidio o las familias sin recursos y al borde de la exclusión que no pueden hacer frente a los recibos de Emuasa, la empresa municipal del agua de Murcia capital, con 176.000 clientes, o de Aqualia, la sociedad que gestiona el suministro privatizado de agua en 17 municipios murcianos, y da servicio a 320.000 consumidores en temporada baja, casi el triple cuando el turismo desborda las playas de la zona.
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