La ventaja que tiene un referéndum es la nitidez de su resultado: o blanco, o negro. Pero unas elecciones supuestamente plebiscitarias están tan llenas de trampas en su propio planteamiento, que caben tantos desenlaces como colores en la paleta. Y si no, solo hay que repasar el día después de cualquier votación, con todos los partidos políticos considerándose vencedores, que hueco encuentran para cualquier discurso. Artur Mas ha hecho un llamamiento a asumir lo que digan las urnas el 27-S, pero no explica los detalles de cómo hay que hacer la lectura. Prefiere centrar el debate en la existencia de una dicotomía: independencia sí o independencia no. Da lo mismo que haya unos ciudadanos que gobernar, una crisis contra la que luchar, unos quirófanos que hacer funcionar... un territorio que gestionar. El día después no tiene forzosamente que ser independencia sí o no, puede ser otras muchas cosas, las que digan las urnas, aunque será difícil que Mas las sepa leer en otra clave que no sea la suya.El discurso soberanista, sólido porque nace de sentimientos profundos, intenta abrirse camino también a través del miedo. Al grito de o somos independientes o Madrid nos cruje, Mas se despeña ya por la senda de que en las papeletas del 27-S solo hay una opción: el SÍ. Perdón, el Junts pel Sí, que no es un referéndum. Si vence Mas, no está ni mucho menos claro que el efecto sea la independencia de Cataluña. Pero si no gana su lista, lo que sí está meridianamente claro es que ese Madrid que cita con poco aprecio siempre que puede, no pasará ningún tipo de factura ni tomará represalias ni contra Cataluña ni contra los catalanes. No es especialmente democrático trasladar a los ciudadanos mensajes de ese tipo, por mucho que Rajoy haya colaborado poniendo al frente de sus tropas al propietario del discurso más duro, Albiol, quien, por cierto, es el candidato peor valorado por los catalanes, según la última encuesta oficial. Pero ni con esas los catalanes deben temer que una derrota, o victoria no suficiente, de Mas vaya a suponer un llanto y crujir de dientes.
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