
Siempre nos gustó Mireia Canalda por el esplendor de su morenía, que es como decir que nos gustó porque tiene lámina de extranjera de no se sabe dónde, siendo tan española. En la entrevista que acompañaba la foto que hoy recordamos, presumió de culé. Han pasado ya cinco años de aquel reportaje, donde Mireia salió vestida solo de tacón alto y melena larga, como una de esas novias imposibles de cómic, pero en chica real y habladora. Había sido una sirena principalísima, y de buenas piernas, en el programa Supervivientes, e iba entonces para novia del nadador Felipe López, y también para mamá de Inés, la niña próspera que tiene la pareja. De modo que la Mireia que aquí ustedes ven ya fundó una familia, y hasta tuvo su retrato de guapa madre apoteósica en las revistas, y en otros sitios. Pero miremos de nuevo hacia atrás, que es la costumbre de este espacio. Mireia llegó a interviú después del preceptivo concurso de isla, ya digo, y nos regaló un reportaje de interior con vistas (con vistas a ella misma, naturalmente), donde se avalaba que no hace falta, para la elegancia, demasiada ropero, y que nuestra morena es una salvaje belleza con el exotismo o el erotismo de la línea pura, porque parece sultana de lejanías, antes que catalana de deneí. Por aquel entonces, ya sabíamos que Mireia había sido novia de Ronaldo, pero Ronaldo el brasileño, Ronnie, que decía ella, y que también tuvo amores con Álvaro Muñoz Escassi, ese jinete que no para. Esto, a propósito de la página sentimental. Respecto a la página laboral, Mireia traía unos años de ajetreo vinculados a la información deportiva, porque se desempeñó, muy solvente, de presentadora del género, en Cataluña, y luego en Cuatro, donde vivió la gran celebración de la Eurocopa de 2008. También la habrán visto ustedes en otros programas de diversa índole, donde funciona como un susto de alegría, y mejor no se corta un pelo. Mireia, en fin, nos ilustró sobre los piropos que recibe una chica de embrujo, como ella, si se dedica a oficios vinculados al deporte, pero piropos al revés, porque le decían desde la grada que para tratar a futbolistas mejor que se fuera a un bar. Así es la dura y faltona grada, cuando vislumbra a una hermosísima. Ella, ni caso, obviamente. Aunque para otra guapa de vecinos empleos, Sara Carbonero, tuvo palabras generosas: “Impactante, es una mujer impactante”. Como ella.