COMO RESULTA que Urdangarin cunde de colaborador fijo en los telediarios, zona deudores, se nos va olvidando que no tuvo solo un socio, Diego Torres, sino varios otros, en la política del pasado de sus andanzas. Le hemos puesto el foco de investigación al hombre, porque se procuró negocio, en su momento, pero el negocio, por esencia, se hace a dos partes, o a varias, y ahí entran los gerifaltes de la política de los años de sospecha, unos gerifaltes que ejercían en la Comunidad balear, y en la Comunidad Valenciana, sobre todo. En la Comunidad Valenciana se anuncia mucho music-hall de trinque. Falta por ver hasta qué futuros llega tanto pasado. Se esclarecerá en su momento hasta dónde llegan las alegrías contables del Instituto Nóos, pero nos conviene saber también hasta dónde llegaban las alegrías de los políticos que consentían aquellos acuerdos urgentes, millonarios, y poco claros. En Palma, y fuera de Palma. Conviene, porque es de doble ley, la ley propiamente dicha, y la ley de la decencia. A Urdangarin le viene cayendo el papel de malo de la película que se juzga en estos días, pero alrededor de sus andanzas hay otras gentes, con oficio político, cuya actitud fue un show de amén. Una dirigente de cúpula de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, por ejemplo, reveló que sus superiores le aconsejaron el amaño de un informe para “vestir el santo” del contrato de la Generalitat valenciana y la empresa del marido de la Infanta. Por otra punta, Juan Soler, expresidente del Valencia, contó que a él y a otros empresarios les convocaron desde “Presidencia de la Generalitat” para contarle las actividades de la Fundación Nóos, esa misma que no tenía ánimo de lucro, pero a lo mejor sí. Cito rápido y más bien por orientar. En síntesis: el coro de Urdangarin está cerrado, pero acaso no completo. No se acaba el tajo diverso del oficio de la corrupción que, a rachas, ha sido marca España, según vemos a derecha, y a izquierda. A diario.
2002 | Paula Vázquez
En su nutrida carrera de tele, Paula Vázquez lo ha hecho todo, y todo bien. Y hasta ha presentado programas en bikini, que siempre es un atrevimiento, y un morbo. Hablo de Supervivientes, en su momento, donde Paula salía de bikini escueto en el programa, con lo que el programa era una delicia, aunque nunca supiéramos de qué iba aquel programa. Antes de eso, y también después, Paula ha resultado un rubio subidón de solvencia, y una sueca de Galicia, que incluye en el vestuario sexy un optimismo de sonrisa radiante. Aquí se vistió mucho para salir prácticamente desnuda. La causa: un homenaje, desde el mito, o la leyenda, a los países de la Comunidad Económica Europea. El primero, o el último, Italia. Aquí está.