
BRIGITTE BARDOT ha logrado auparse en la memoria de los cinéfilos, en general, y de los erotómanos, en particular, sin nombre, ni tampoco apellido. Brigitte Bardot, para todos, es BB, una abreviatura mágica que encierra algo así como el mohín lujuriante de poner los labios a lo BB, que es una cosa que inventó ella. BB, en los sesenta, era un tope, y también en los setenta. Se logró relevo de sí misma, con solo cambiar de lencero, o de marido. Le dio a la interpretación, le dio a la canción, y cumplió una versión eterna de lolita con el peinado muy despeinado. Es la francesa más célebre, zona variedades, con permiso de Catherine Deneuve. BB es su póster de juventud, y una melena de rubia insuperable. Se hizo archifamosa con la película Y Dios creó a la mujer, y enseguida se acuñó aquello otro, en réplica, de Y el diablo creó a Brigitte Bardot. Si asomaba, era la tentación. Brigitte tuvo alguna época de bañador apabullante, como Sofía Loren, y hasta las veo yo ahora, en el tiempo, un poco o un mucho hermanas de antítesis, dentro ambas de sus semejanzas obvias, empezando o acabando porque Brigitte acaba de musa de focas, y la Loren de musa de inauguración de yate. La Loren tiene tarifa de elegante, para las fiestas, y la Bardot más bien se oculta, con ajuar de vagabunda. Hoy son dos momias ilustrísimas, pero a las dos les cae en su momento el bañador como un pariente diabólico del corsé. Brigitte es la hermana al revés de Sofía Loren, que luego se corta con los bikinis, y Brigitte no. Brigitte Bardot usó medias negras, en su día, para enseñar sin enseñar. Hemos escrito medias, pero más bien aludimos a los panties, que son las medias más la comodidad. Al menos, la comodidad para la usuaria. El erotismo es el susto del sexo, y ya nos advirtió Luis García Berlanga, una autoridad al respecto, que resulta más excitante la mujer vistiéndose que la mujer desnudándose. Ahí, en esos panties, está el susto, en efecto, o sea, la novedad, que no pasa de ser una costumbre al revés, pero nos vale. Bardot reinventó esas medias como lujosa funda lujuriante para el oro de violín de sus piernas, que eran dos estradivarius de piernas parisinas, por cierto. La Bardot fue pionera en ponerse o quitarse los panties de barrio, que inmortalizó en varios desnudos sin desnudo. La Bardot fue clienta pionera de estas artesanías de las corseterías, y lo fue también en abusar de bikini, con lo que la llamaron ordinaria. La envidia es que suele salir con mucho diccionario. En interviú se le dedicó no un reportaje de desnudo, sino una antología de desnudos, porque BB fue un morbo único, y un museo inacabable. Con mucha o poca ropa. Una criatura celestial, en fin, con el imán de las mejores diablas sexuales. BB.