
El mayor problema que tenemos los denunciantes de corrupción es la soledad. En el momento más crítico de nuestras vidas todo el mundo nos da la espalda. Hacía tanto tiempo que no me sentía tan apoyada que siento que es el día de mi cumpleaños”. La exfuncionaria del Ayuntamiento de Boadilla del Monte (Madrid) Ana Garrido, la mujer que dijo basta a los trapicheos de su consistorio, cuya denuncia fue el comienzo para desenmarañar la trama Gürtel, hablaba así al centenar de personas que el pasado lunes 8 de mayo se dio cita en una cena de “homenaje a los denunciantes de corrupción, héroes involuntarios, por el servicio a la sociedad que hacen y el alto precio que pagan”, dice Pedro Arancón, presidente de la Plataforma X la Honestidad. Pero ese no era el primer gran baño de apoyo y cariño del día. Esa misma mañana Ana Garrido era noticia por ser portada de interviú. “He recibido muchísimos mensajes de periodistas, de activistas políticos, que qué guapa estoy, que qué atrevida, que qué directa en la entrevista… Estoy muy contenta porque he conseguido mi objetivo: dar visibilidad a nuestra situación –dice emocionada. Y suelta una carcajada de esas que no abundan desde que empezó este suplicio–. ¡El presidente de la Asociación Nacional de Peritos Judiciales Informáticos me ha pedido que le firme una revista!”. Y se emociona al recordar lo más bonito que le han dicho: “No sabíamos que además de ser tan bonita por dentro también lo eras tanto por fuera”.
Ana Garrido vive una montaña rusa de emociones; empieza a ver luz al final del túnel, a la mañana siguiente irá al Congreso de los Diputados a presentar las enmiendas al proyecto de Ley de Protección para los Denunciantes de Corrupción. “Es un momento histórico e iré con mi interviú en el maletín –cuenta–. Y no seré la única, hay políticos que también la han visto”. Y dice la verdad, no son los únicos.
‘alertadores’
Baltasar Garzón, exmagistrado de la Audiencia Nacional, uno de los mayores expertos en terrorismo, narcotráfico, corrupción y jurisdicción internacional –y presidente de la Fundación Fibgar–, ha sido uno de los grandes apoyos de los denunciantes. Garzón los denomina “alertadores”, un concepto más amplio. “Es vergonzoso que la Ley de Protección de Testigos en España sea de 1994 y que nos planteemos si hay que legislar en este tema –comenta el exjuez–. No se puede hacer responsable al ‘alertador’ del fracaso de la denuncia. Les piden todas las pruebas, un trabajo que corresponde al ministerio fiscal. Tenemos que hacer que se sientan protegidos, hay que apoyarlos”.
Garzón también respaldó a Ana Garrido por su portada de interviú. “Cuando no te dan voz, hay que llamar la atención sobre el tema principal: denunciar. He comprado la revista a primera hora de la mañana, la tengo en el despacho”, cuenta el magistrado.
“¡Estás impresionante, Ana! Hay que hacer ruido para que la gente conozca nuestra situación”, dice Azahara Peralta, la mujer que denunció las irregularidades del caso Acuamed, la presunta adjudicación fraudulenta de contratos públicos inflados para obras hídricas y medioambientales entre 2007 y 2014.
“Desvestirse es una manera de reivindicar la transparencia. No tengo nada que ocultar, soy transparente”, apunta Roberto Macías, denunciante de la corrupción sindical. “Es una manera de explicar que el Estado deja desnudos a gente como Ana, me parece perfecto”, añade Pedro Arancón, presidente de la Plataforma X la Honestidad. Luis Gonzalo Segura, el militar que dio un paso al frente para denunciar la corrupción en las Fuerzas Armadas, sentencia: “No ha podido hacerlo en un sitio mejor que en interviú. El único medio que se atreve a publicar exclusivas como la masacre de Irak de 2004. Esta revista ha hecho y sigue haciendo mucho por la transparencia y por acabar con la corrupción”.
En la entrevista que acompañaba a sus fotos sensuales de esta revista, Ana Garrido aseguraba que, tras denunciar los tejemanejes de la trama Gürtel recibió “amenazas de muerte. Me han seguido coches con cristales tintados. Una vez incluso intentaron sacarme de la carretera”.
Para Garrido, un partido que tiene “tantos casos, aislados dicen ellos, de corrupción es una estructura organizada. Creo que lo que se está sabiendo del Partido Popular sale a la luz por que hay una guerra entre bandas”.
Esperemos que a partir de ahora se proteja de mejor manera a esas personas que arriesgan su vida y la de los suyos para combatir la peor lacra de la democracia: la corrupción. | Sigue leyendo.