
Pese a que haya quedado desierto el concurso convocado por la Generalitat de Cataluña para el suministro de urnas, el 1 de octubre las habría disponibles para el referéndum de independencia si el Gobierno de Carles Puigdemont decide tirar de sus reservas.
En unas cavas de Raimat (Lleida) se guardan varios palés –su número no ha trascendido– de planchas de cartón troqueladas para su plegado y transformación en urnas de votación. Son las sobrantes de las miles que voluntarios de la Assemblea Nacional Catalana repartieron para su intento de referéndum del 9 de noviembre de 2014.
Estas urnas –según fuentes penitenciarias catalanas– fueron fabricadas en el verano de 2014 por presos de la cárcel de Ponent (Lleida), a los que da trabajo el Centro de Iniciativas para la Reinserción (CIRE) en un programa de redención de pena. Dependiente de la Consejería de Justicia de la Generalitat, el CIRE se ha convertido en un auténtica empresa pública, por la cantidad y variedad de trabajos que desarrollan los presos. De hecho, tiene estructura empresarial de funcionamiento, si bien los sueldos que paga no son equiparables a los que de un operario que desarrolle la misma labor fuera de prisión. Lo contó interviú en noviembre de 2014.
Las urnas están en Raimat porque allí tiene el CIRE no solo sus talleres para el trabajo penitenciario externo, también los almacenes de material y maquinaria de esos talleres y de su stock de producción. Las mismas fuentes penitenciarias catalanas relatan que, para el simulacro de referéndum del 9-N, de aquellos almacenes se sacaron dos camiones llenos de urnas plegadas. Cada urna es de cartón blanco, con una rendija practicada en la parte superior y, en el centro de sus dos laterales anchos, una ventana de plástico transparente.
En los mismos talleres de la cárcel de Ponent se imprimieron, hasta el lunes 27 de octubre de 2014, cinco millones de papeletas con la pregunta de triple posible respuesta que en su día aprobó la Generalitat: “¿Quiere que Cataluña sea un Estado? En caso afirmativo, ¿quiere que este Estado sea independiente?” El encargo de la Generalitat fue tan abultado que los presos estuvieron a punto de no poder cumplirlo por su escasez de medios. De hecho tuvieron que trabajar durante la noche del sábado 25 de octubre para llegar a tiempo.