
Nadie logra explicarse la razón por la que José María Lassalle, secretario de Estado de Cultura (en la foto), ha decidido inmolarse en nombre de los derechos de autor. La reforma de la Ley de Propiedad Intelectual (LPI) es una auténtica patata caliente legislativa. Abarca polémicas como la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Civil –uno de los principales escollos con los que se topó la ley Sinde en la pasada legislatura– para obligar por vía judicial a las operadoras –Telefónica, Orange, Vodafone…– a identificar a sus usuarios bajo sospecha, y controversias como el artículo Google, por el cual el gigante de los buscadores se libra de entrar en el mismo saco que las páginas de enlaces de descargas que ofrecen un listado. De hecho, esos dos asuntos ya han encendido la mecha. En la red, la etiqueta #LeyLassalle circula ya en sustitución del popular hagstag #leySinde y promete convertirse en un permanente dolor de cabeza para el Gobierno de Rajoy, que ha accedido a dar satisfacción a las exigencias con las que la industria cultural estadounidense amenaza a España desde hace dos legislaturas.
“Lassalle cree puede ser ascendido a ministro si la ley tiene éxito y cierra las 20 webs de descargas ilegales que les ha señalado la industria para sacarnos de la lista 301 de países más piratas, en la que ya nos han vuelto a meter los ‘lobbies’ de Estados Unidos”, asegura uno de los participantes en la elaboración de la LPI. En el PSOE, por su parte, no caben en sí de gozo: “¡Por fin nos vamos a quitar de encima la losa de la ‘ley Sinde’, que todavía nos pesa. Lassalle ha accedido a asumir todo el poder sancionador y en las redes se está preparando su incineración”, asegura un diputado socialista que ya ha detectado los movimientos para convertir al político cántabro en el nuevo mártir de los derechos de autor. “Los internautas pueden hacer ruido, pero quienes de verdad se van a tirar a degüello son las operadoras, las pasarelas de pago y las empresas de publicidad, a las que la ley castiga por dar servicio a las webs de descarga”, aventura un empresario del sector.