LA REPÚBLICA es la solución para todos los males, desde la corrupción hasta la crisis, que muchos reclaman al estilo Jesulín de Ubrique: en dos palabras. La República Francesa asiste convulsionada al escándalo de su presidente, François Hollande y sus visitas, cruasanes incluidos, de paquete en una moto para desayunar con la actriz Julie Gayet, que sería aquí una de las mujeres de la zeja de ZP, al estilo Leonor Watling. Probablemente, Hollande no entiende por qué lo que se permitía a Giscard, Mitterrand y Chirac se le critica a él. Algunos de los que aquí afeaban a Corinna y se acordaban de las piernas de Bárbara Rey defienden en cambio ahora la intimidad del presidente Hollande. Por cierto, tan inviolable y fuera de la ley por su cargo de presidente de la república como nuestro Rey.
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