Julián Contreras es un tipo peculiar. Le conozco desde que era un crío, pero un crío muy a su manera, porque ya de adolescente llevaba a veces chaqueta de abogado, y le daba consejos a su madre, como si la figura juiciosa, cabal, responsable fuera él, que a lo mejor sí lo era. Creció deprisa, demasiado deprisa, yo creo, pero finalmente no se ha torcido, como otros, sino que deja en el arcón del olvido la chaqueta de la norma, cuando procede, o bien se pone serio, aunque lleve una camiseta de marcar torso de púgil, que es el que él tiene. Se puede ver en la foto que ha traído mucha polémica, últimamente. La foto ilustra su perfil en una red social, de las destinadas al ligue rápido. De las de quedar para no enredarse en preámbulos, vamos. Julián cree en el sexo en la primera cita, naturalmente, y por eso se ha apuntado a esta aplicación para encuentros sin tontuna. O sea, de las de ir al grano. Este Julián de las redes, muy en torero sexual, ha levantado mucho revuelo porque no se comprende, en general, que un famoso use la red para el ligue. Yo encuentro que aquí hay noticia, pero noticia al revés de lo que ha detectado y hasta denunciado el personal: lo natural es usar las redes, y no lo contrario. Julián, saliendo a todo cromo, de chaval de 27 años, con ganas de jarana directa, en esa red social, está promocionando antes la red que a él mismo, porque a él le conoce cualquiera, a nada que enseñe una foto, buena o mala.
Le tengo muy oído a Julián que “la fama no ayuda a ligar”, y tiene razón. La fama ayuda a que le gente se acerque al famoso o popular, pero el encame ya es otro asunto, porque el popular o famoso es una distancia, ante todo. Julián, que es listo, ha usado la red de contactos, digamos, porque ahí no hay equívoco o estrategia, y ser ahí famoso hasta resulta un plus de gracia o gancho, entre el resto de particulares concurrentes. Pero no van a quedar las chatis contigo para pedirte un autógrafo. Julián ya le ha sacado su provecho a esta mecánica, y bien que hace. Tiene poco tiempo, y la noche enturbia mucho las biografías, como dijera el clásico canalla. Encima, él no es de salir mucho de noche. Hace poco me contaron que los ejecutivos y las ejecutivas de Wall Street usan redes sociales para citarse a follar y lo que venga, pagando de antemano unos trescientos euros de acceso a esa aplicación concreta. Estamos ante la zona vip del polvo. Luego, hasta escriben las experiencias en esa red, como información anexa de las citas. Estamos socializando la cama. Julián, aquí, no llega a eso. Pero nos ha resultado menos tradicional que sus hermanos Francisco o Cayetano. Que te cunda, tío.