
La casa de Roser Ríos y su pareja, Manuel Luque, está consagrada a la memoria de David. En el salón de la vivienda de un barrio modesto de Monzón (Huesca), una vela prendida bajo un retrato del joven custodia día y noche sus cenizas. La habitación contigua está totalmente ocupada por el expediente judicial, fotos y los documentos de la campaña que esta madre emprendió cuando conoció la muerte de su hijo en la U20, pabellón psiquiátrico penal, del hospital Borda de Buenos Aires. El 31 de mayo de 2011, solo tres horas después de haber sido ingresado, David Díaz Ríos falleció en el incendio provocado por otro preso de la celda contigua que murió carbonizado. Cuatro funcionarios argentinos van a ser procesados como supuestos responsables de las dos muertes en los próximos meses.
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