No hay utopía ni socialismo que merezcan tal nombre si se nutren de los alimentos que faltan a otros ciudadanos del mundo, pues el internacionalismo fue fundamento primigenio de este sistema y el optimismo que es seña característica de aquella doctrina no puede obviar los “lugares que sí existen”. Venezuela existe y, habiendo sido colonia de España, debería gozar de un plus de fraternidad por parte de los españoles cuando sus habitantes padecen un grave problema de carestía de productos básicos.
“Una utopía hacia la paz” es la divisa del escudo de Marinaleda, conocida por el desarrollo de un modelo económico alternativo al capitalismo que impulsó el controvertido Juan Manuel Sánchez Gordillo, alcalde desde 1979 hasta noviembre de 2014. El método ha cosechado importantes logros, pero sus detractores atribuyen buena parte del progreso de este municipio sevillano a que “casi el 80 por ciento de los ingresos que recibe el Ayuntamiento se sustancian en transferencias provenientes de entes administrativos superiores”.
A la vista de lo descubierto por interviú, las “transferencias” no provienen solo de otras administraciones españolas. La venta de aceite a Venezuela a más del doble de su precio de mercado no puede sino considerarse, siendo cauto y benévolo en el uso de los términos, como una transferencia, que, además, reproduce los peores mecanismos del capitalismo, en el que, con frecuencia, los beneficios de los ricos salen de la miseria de los pobres.
Si levantara la cabeza Che Guevara, cuya imagen decora la pared de algún edificio municipal, diría que no, que no es esto. Que “otro mundo es posible”, pero no así.
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Si Che Guevara levantara la cabeza…
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