“La muerte de cualquier hombre me disminuye, porque yo participo de la Humanidad; así pues, nunca preguntes por quién doblan las campanas: doblan por ti”, escribió el poeta inglés John Donne en sus Oraciones sobre ocasiones imprevistas.Cuando el Gobierno del PP retiró la atención sanitaria a los sin papeles, antepuso en apariencia la contabilidad a la política. Pero no fue el ahorro su única motivación. En estos años se ha construido un nuevo modelo social que pone España a la altura de la Inglaterra del siglo XIX que denunció Carlos Marx: un sistema que garantiza a ricos y pobres por igual la libertad de dormir en los bancos de las plazas y que amenaza por igual con el consiguiente castigo si intentan vivir sin recursos. La ministra Ana Mato despreció la evidencia de que no se puede preservar la salud del país –ni la física ni la económica, y tampoco la moral– si se desatiende a una parte de quienes lo habitan, con documentos o sin ellos. Fue, como señala Tzvetan Todorov en Los enemigos íntimos de la democracia, un planteamiento que se adapta perfectamente a la lógica ultraliberal, que “descarta a los perdedores” y los culpabiliza como “responsables de su desgracia”, de modo que no pueden ser tenidos por dignos de la solidaridad colectiva.Por eso, la enmienda parcial anunciada por el ministro Alfonso Alonso a la política implantada por su predecesora –nombrada, conviene recordarlo, por el mismo presidente– tiene un fuerte tufillo oportunista que merma su credibilidad al punto que merezcan las promesas hechas en vísperas electorales por un partido que siente cómo el poder se le escurre entre las manos.
↧