
De nada ha servido que las tres ermitas de Aranda de Duero (Burgos) estén incluidas en el inventario municipal al menos desde los años setenta. El Arzobispado de Burgos las ha registrado a nombre de tres parroquias de la localidad. Las ermitas de San Isidro, San Pedro y San Antón ya no son públicas. La Iglesia ha podido hacerlo en virtud de la reforma de la Ley Hipotecaria que el presidente Aznar impulsó en 1998 y que autorizaba a la Iglesia a inmatricular (acto en el que se registra una finca por primera vez) a su favor cualquier propiedad que no estuviera registrada. Se estima que desde aquella fecha la Iglesia ha puesto a su nombre más de 4.500 propiedades en toda España. El pasado junio una nueva modificación de la ley ha suprimido el privilegio eclesiástico.
El asunto se dirime ahora en los juzgados de Aranda y se ha convertido en la comidilla del pueblo. La mayor parte de los vecinos consideran que la iglesia ha actuado de mala fe. El ayuntamiento, gobernado esta legislatura también por el PP, no tuvo más remedio que acudir a la vía judicial porque así se aprobó en un acalorado pleno municipal, en noviembre de 2013; pero el consistorio ha tardado un año y medio en interponer la denuncia contra la Iglesia.
Antonio Miguel Niño, hoy exconcejal de IU y excoordinador de su formación, estima que “la demora del ayuntamiento en registrar las ermitas, como pidió IU en noviembre de 2012, ha propiciado que las parroquias se dieran prisa y lo hicieran ellas antes”.
En el caso de la ermita de San Antón, la parroquia de Santa María –una de las más importantes de Aranda de Duero– se ha adjudicado no sólo el templo sino también todo el terreno que lo circunda: 2.000 metros cuadrados de parque público, que los arandinos disfrutan a diario y que ahora podría verse restringido su acceso.
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