Indhira y Carol (GH11)
Hasta el momento de su expulsión disciplinaria, Indhira era una de las favoritas de su edición. Tenía todas la papeletas para llevarse el maletín a casa pero… eso fue antes de llamar ‘puta zorra’ a Carolina y lanzarle un vaso de agua con hielos. La enemistad entre la malagueña y la cántabra duró meses después de acabar Gh11 y fue televisada por entregas.
Chari y Rubén (GH12)
Tras romper en GH12, Chari y Rubén entraron en ‘El Reencuentro’ con la posibilidad de darse una segunda oportunidad. Tampoco pudo ser esta vez, la expulsión disciplinaria llegó después de que Chari y su chico casi llegaran a las manos tras ver esta como Rubén tonteaba con la bailarina Chiqui Martí. “Me dio mucha pena desaprovechar la oportunidad que me estaban dando”, nos dijo la rubia en su último posado para interviú. En GhVIP (ya sin Rubén), pudimos verla mucho más contenida.
Bea (la legionaria) y Melania (GH9)
“Puta zorra insípida” fue lo más suave que La Legionaria le dijo a Melania. Ambas amenazaron con abandonar 'Gran Hermano: el reencuentro' y sus compañeros tuvieron que hacer guardia en la puerta de una habitación para que entre las dos no hubiera más que palabras. La cosa acabó con Bea fuera de la casa.
Bea la Marquesa e Inma (GH7)
Inma, conocida por su gran afición al maquillaje, solo duró dos semanas en la casa de GH7, tiempo suficiente para enemistarse a muerte con su compañera Bea (la marquesa). Unos años después 'Gran Hermano: el reencuentro' les dio la oportunidad de limar asperezas y de allí salieron convertidas en íntimas. El buen rollo les duró un suspiro. Su gran bronca llegó después y fue tan gore que llegaron a verse las caras en un juzgado “por insultos y amenazas” allá por 2010.
Raquel Abad y Pepe Herrero (GH7)
¿Alguien no recuerda el momento ‘cepillo roto, nominator roto’? El artilugio que hizo célebre al ganador Pepe Herrero y que utilizaba para contabilizar las nominaciones e intentar librarse de salir a la palestra acabó estampado contra el suelo. Y pese a que la mayoría de las féminas de la séptima edición le tenían ganas a ‘Pepito piscinas’, fue la tímida y dulce Raquel Abad la que cometió el ‘nominicidio’. ¿El motivo? Sospechaba que Pepe había roto su cepillo de dientes. Luego se supo quién había sido el culpable, pero eso ya es otra historia.
María ‘La Jerezana’ y Noe Merino no se tragaron desde el principio. La primera no era capaz de callarse lo que pensaba de la surfera y al final, como es costumbre en Gh, la sangre llegaba al río en forma de tremenda bronca que empezó por la limpieza de la casa. María acabó echándole en cara sus mentiras con Fael y Alessandro. Lágrimas, insultos… Y las dos sellaron la paz con un posado en nuestra revista.
Noemí y Raquel (GH3)
Compartieron encierro en la tercera edición y, aunque Noemí fue la primera expulsada, tuvieron tiempo de enamorarse y de iniciar una relación una vez que Raquel salió. Lo hicieron oficial en ‘Crónicas marcianas’ y llegaron incluso a pasar por el altar. Se separaron a los seis meses y protagonizaron algunos de los momento televisivos más desagradables de la historia. Hoy por hoy cada una ha rehecho su vida por separado y mantienen una relación cordial.
Aída tenía línea directa con Dios. Y además durante una discusión con Carla, acabó tirándole un vaso de agua para ‘que se despertara’. “Si estuviera en la calle ahora mismo te había partido la puta cara”, le dijo Carla. La organización optó por no tomar medias disciplinarias, algo que han criticado duramente los fans del programa.
María José Galera y Jorge (GH1)
Ella fue la primera expulsada de la historia del reality, a él le asociaremos siempre con la frase “quién me pone la pierna encima para que no levante cabeza”. Compartieron casa, surgió el amor y lo suyo duró… más bien poco. Rentabilizaron la ruptura de plató en plató hasta el punto de que casi llegan a las manos. "Para haber sido puta eres muy sosa en la cama", le reprochó Berrocal a su ex.
Tatiana, la rusa contra todos (GH11)
“Coño, rajeta del coño, que me coman el coño, lo que me sale del coño…” el léxico de la rusa era limitado pero explosivo y unido a sus malos despertares, la convirtieron en la estrella de GH11. No hubo compañero que se librara de sus salidas de tono y, precisamente por eso, acabó en ‘Las joyas de la corona’, un reality que pretendía pulir ademanes y comportamientos chabacanos.