Explica el filósofo de origen coreano Byung-Chul Han (La sociedad del cansancio) que el enemigo adopta diversas formas según la fase de hostilidad por la que atraviese. En la primera, según indica tomando como referencia la genealogía de Baudrillard sobre la enemistad, se manifiesta como un lobo: es “un enemigo externo, que ataca y contra el cual uno se defiende construyendo fortificaciones y murallas”. En la siguiente fase, toma la forma de una rata: opera en la clandestinidad y se combate por medios “higiénicos”.En la etapa ulterior, la del escarabajo, adopta por último una forma viral: “El cuarto estadio lo conforman los virus; se mueven, por decirlo así, en la cuarta dimensión. Es mucho más difícil defenderse de los virus, ya que se hallan en el corazón del sistema”. Se origina “un enemigo fantasma que se extiende sobre todo el planeta, que se infiltra por todas partes, igual que un virus”. Es el estadio de pánico emocional al que aspira el terrorismo, el que obliga a mirar continuamente de reojo e instala el temor en nuestras mentes.El yihadista ya ha alcanzado la forma viral tras demostrar que no se le puede combatir exclusivamente con fortificaciones y murallas, porque está entre nosotros, y que tampoco los métodos higiénicos funcionan bien. ¿Cómo, si no, uno de los presuntos terroristas monitorizados en España y encarcelados el pasado año pudo ser conferenciante de Amnistía Internacional?
↧