
Los conductores que se adentran en L’Hospitalet de Llobregat por la Gran Vía de Barcelona ya no ven el cartel al que estaban acostumbrados desde hace más de un año, con un críptico letrero: “Apricots.es, Trustworthy call girls”. Los que dominan el inglés sabían su significado: “Albaricoques.es, chicas de compañía en las que se puede confiar”.
El pasado día 17, dos operarios bien abrigados para una fría y despejada mañana de febrero descolgaron el anuncio de los 20 metros de altura desde los que reinaba sobre el trayecto entre el aeropuerto y la Fira de Barcelona. Allí, a partir de este lunes, se celebra el Mobile World Congress (MWC), el mayor encuentro mundial de la industria de la telefonía móvil. Los dos trabajadores, armados con material de escalada, actuaron por orden del MWC, que se ha hartado de la publicidad del prostíbulo barcelonés. Los organizadores del Mobile World remiten a Groupe Speciale Mobile Association (GSMA), su central en Londres, cuando se les pregunta por qué han pedido la retirada del cartel. Y en Londres la respuesta es escueta: “La GSMA agradece la decisión adoptada por Apricots de retirar su valla publicitaria durante el Mobile World Congress, en interés de nuestro evento y de nuestros congresistas de todo el mundo”. Y concluye añadiendo un deseo: “Esperamos otro exitoso MWC en Barcelona este año”. Es todo. No han dado más explicaciones.
Puede que el cartel no molestara tanto a la organización como a uno de sus participantes. La compañía de electrónica coreana Samsung se quejó de la proximidad del cartel con su propia publicidad. Samsung denunció el caso a la organización. Y el Apricots accedió. “Nos pidieron que retiráramos la valla y dijimos que sí. No queremos contribuir al vínculo entre prostitución y el MWC en Barcelona, aunque nos dediquemos a ello, porque eso crea mala imagen de la ciudad”, afirma el gerente del Apricots, Javier Martínez. Empresario catalán de 37 años, con dilatada experiencia en el negocio de la prostitución, Martínez cree que tampoco necesita esa valla publicitaria en particular: “Cuento con muchas otras repartidas por puntos clave de Barcelona. Una valla en concreto no me va a arruinar ni hacerme rico”. Durante el MWC, su negocio, con una de sus sedes en el 252 de la calle Còrsega, en pleno ensanche barcelonés, tiene un incremento importante de la clientela. “Muchos de los congresistas ya nos conocen y vienen al Apricots cada año atraídos por la calidad de nuestros servicios y nuestro precio competitivo. No creo que dejen de venir por quitar una valla publicitaria”, argumenta Javier Martínez.