
Eran las 18.23 del 23 de febrero de 1981. En el Congreso de los Diputados estaba reunida toda la clase política del país con motivo de la sesión de investidura de Calvo Sotelo como presidente del Gobierno. Germán Gallego, histórico fotógrafo de interviú pululaba por los pasillos del hemiciclo en busca de alguna novedad, algún dato desconocido. Estaba a esa hora y ese día concreto en una de las muchas salas del Congreso charlando con con un escolta cuando comenzaron a sonar disparos. Rápidamente se echaron al suelo sin perder de vista la puerta que daba a uno de los pasillos. De pronto vieron pasar a un Guardia Civil con un subfusil por delante de la puerta. Algo gordo estaba ocurriendo. Tejero acaba de entrar en el Congreso, el intento golpista del 23F ya estaba en marcha. Interviú rescata las imágenes más impactantes de aquella noche histórica. Cómo se vivió dentro y fuera del Congreso, la llegada de los todoterrenos con soldados, el gobierno provisional que se constituyó y la huida por las ventanas del Congreso.

Uno de los manuscritos confidenciales que Interviú desveló hace 5 años. Con motivo del 30 aniversario la revista accedió a informes y documentos catalogados como "confidenciales" y que muestran cómo se elaboró le plan de asalto al Congreso. El documento que se ve arriba fue escrito por el comandante Pardo Zancada. Es una guía con ocho normas de conducta para los soldados que estarían a pie de calle salvaguardando la toma del Congreso. Entre las normas destacan dos por encima del resto: "Fuego a dar" y "Evitar, en la medida de lo posible, el derramamiento de sangre".

En la imagen se ve al teniente coronel Antonio Tejero tomando el control del Congreso de los Diputados con su famoso grito: "¡Se sienten coño!". Realizó varios disparos al aire que obligaron a todos los allí presentes a resguardarse bajo los escaños del Congreso. El resto de miembros que acompañaban al señor Tejero iban armados como se puede ver en la imagen.

Manuel Gutiérrez Mellado, por aquel entonces Ministro de Defensa fue el único de los miembros de la cámara que abandonó su escaño y se dirigió a los golpistas recriminándoles su actitud y ordenándoles, bajo el mando que ostentaba, que abandonasen su intento. Fue zarandeado y amenazado en repetidas ocasiones e incluso el presidente del Gobierno, Aldolfo Suárez, tuvo que intervenir como se observa en la imagen.

El probable que el ministro Mellado no tuviese la perspectiva de la dimensión a lo que se enfrentaban. Mientras en el hemiciclo los soldados y guardias civiles se hacían con su absoluto control, fuera los carros de combate del ejército se encargaban de mantener el orden y salvaguardar el golpe que Tejero y sus hombres realizaban dentro.

Pero no sólo en Madrid. En Valencia el teniente Milan del Bosch sacó los tanques a pasear por las calles de la capital del Turia. Una imagen que petrificó a cada uno de los españoles que se encontraban frente al televisor aquella noche. Una imagen que demostraba a todo el país que el golpe iba en serio y que la sombra del franquismo acechaba más que nunca. Una imagen significativa que por suerte se quedó en eso, en una simple imagen.

En la Nacional III se producía un incesante goteo de 'Jeeps' transportando a militares o altos mandos hacia los puntos claves del golpe. En uno de estos vehículos llegó Pardo Zancada al Congreso atravesando el cordón policial que se estableció entonces. Muchos de esos 'Jeeps' se encontraron con serios problemas para llegar o directamente se perdieron por el camino.

El gobierno al completo estaba retenido en el Congreso por Tejero. Fue entonces cuando el Rey puso en marcha la constitución de un Gobierno provisional para organizar la defensa de la Constitución y evitar el vacío de poder que tanto beneficiaba a los golpistas. 35 secretarios de Estado y subsecretarios conformaron ese gobierno de emergencia el cual fue presidido por Francisco Laína, director de Seguridad del Estado.

La rápida intervención del monarca para disuadir a los golpistas provocó que a la mañana siguiente, mientras Tejero se negaba a abandonar el Congreso, sus hombres fueran saliendo en pequeños grupos por las ventanas del hemiciclo. El teniente coronel de la Guardia Civil creía que era una trampa para forzar su abandono del golpe, pero la realidad era que todas las fuerzas que lo apoyaban se habían rendido.

Antonio Tejero y Milan del Bosch lideraban una larga lista de detenciones que se producirían en los días siguientes como el juicio que se llevó contra todos ellos. Hoy, 35 años después el teniente coronel de la Guardia Civil sigue sin querer dar su versión de aquel día, el punto de inflexión de la democracia española.