Los papeles de panamá se han colado como aire fresco ante el aburrimiento de la eterna negociación política para llegar a ningún sitio. Surgen nombres de presuntos y lo celebramos con falsa sorpresa, como la confirmación de algo que todo el mundo sospechaba. En este país somos mucho de sorprendernos con lo obvio. Y también de no llegar a ningún sitio una vez nos hemos sorprendido. Recordarán que los servicios de inteligencia alemanes compraron un dvd con datos de clientes secretos de un banco en Liechtenstein. Fue un gran escándalo en Alemania. Después se destaparon los clientes de Reino Unido y se montó allí una gorda. Esta revista se hizo con las identidades de los 67 españoles que tenían su dinero escondido al fisco gracias a la utilización de fundaciones y empresas tapadera, a saber cuántas residenciadas en Panamá. Pero aquí no se lio nada, pese a que figuraba hasta el ya fallecido padre de Artur Mas. Somos así. En lugar de sacar por lo menos los colores a los pillados con las manos en la masa, nos quedamos tranquilos a la sombra de una palmera, de cualquier paraíso fiscal, por supuesto.Ahora el primer impacto ha sido distinto. Aprovechando que Almodóvar estrena película, se le ha tomado como una de las imágenes patrias del escándalo, pese a que la cosa es de 1994. Vargas Llosa, el hombre de moda, también está. De momento seguimos en esa vorágine de sacar nombres, pero sospecho que, en cuanto se nos pase la sorpresa, volveremos al sopor interno. Somos así, qué le vamos a hacer. He puesto el caso de Liechtenstein, pero hay otros muchos. ¿Recuerdan la detención de Rodrigo Rato? Se dijo que había otros setecientos en la misma situación, pero a fecha de hoy no sabemos qué ha sido de ellos ni de su dinero. El disgusto no nos dura mucho, por eso desde los paraísos fiscales se ríen de nosotros. Bárcenas, sin ir más lejos: abrió una fundación en Panamá con dos ingleses y un estadounidense, pero la propiedad era de dos uruguayos, que a la vez se relacionaban con otra empresa de Ginebra. Y por ahí anda el dinero, y nosotros pidiendo comisiones rogatorias. A la sombra de la palmera.
↧