
“No quiero decepcionar a mi novio el día de nuestra boda, tampoco a mis padres. Jamás aceptarían la idea de que no soy virgen –continúa Salma–. La única esperanza es hacerme una reconstrucción de himen. Por favor, pido ayuda a cualquier persona que sepa algo del tema y que me pueda aconsejar algún médico en España”.
Esta joven musulmana ha acudido a un foro de internet (enfemenino.com) para solucionar su problema porque el miedo le impide compartir esta preocupación con su entorno más cercano. Salma no tarda en obtener respuesta: “También soy musulmana en España. Ser virgen es una necesidad en mi religión y puede peligrar la vida de la mujer. La familia, o la mata o la obliga a suicidarse”, advierte Virgen1 (nombre de la usuaria en la web), otra de las mujeres que escriben en este portal y que, según cuenta, ya pasó por el quirófano para reconstruirse el himen, una operación quirúrgica denominada himenoplastia. “Yo me lo hice en Madrid, y estoy contentísima”, escribe la mujer.
Virgen1 y Salma no son las únicas. Cientos de jóvenes se interesan cada año en España por la himenoplastia o cuentan en internet, y bajo seudónimo, experiencias propias sobre la operación. La mayoría cumplen el mismo perfil: chicas jóvenes de religión musulmana o etnia gitana a punto de pasar por el altar y celebrar la noche de bodas. Un día que para ellas se convierte en una pesadilla por el miedo a ser rechazadas por sus maridos o repudiadas por su familia al haber mantenido relaciones sexuales previas al matrimonio.
“Las mujeres que acuden a reconstruirse el himen lo hacen bajo un secretismo absoluto, solas o con una amiga íntima que comparte el mismo problema, nunca con un familiar”, asegura Fernando Aznar, ginecólogo especialista en himenoplastia. No es una intervención barata: “Suele estar entre los 2.000 y los 3.000 euros”, precisa el doctor, que detalla en qué consiste: “Se debe utilizar anestesia general por el estado de nerviosismo que presenta la mujer. Se hace una incisión a ambos lados de la mucosa que recubre las paredes vaginales y se unen entre sí. Está unión puede ser más o menos fuerte en función de que la paciente quiera un nuevo himen más o menos resistente”. | Sigue leyendo.