
Con un título de locutora de radio y presentadora de televisión y un currículo kilométrico para sus 23 añitos, esta isleña se define como una persona muy activa y curiosa. Apasionada del deporte, la lectura, el cine y la música, Yanira Mendoza es muy familiar. Nunca rechaza tomar una copa de vino con una agradable conversación.
Si se busca “Yanira granjero busca esposa” en internet, aparece: “Físicamente perfecta, ratón de biblioteca y apasionada de la lectura erótica”.
La perfección no existe, trabajo mi cuerpo con constancia porque mi trabajo como modelo me lo requiere y también porque me gusta. Ratón de biblioteca fui en mi niñez y adolescencia, hoy por hoy sigo leyendo siempre, pero en casa, con una pequeña biblioteca propia. Me gusta la literatura en general, en el programa se hizo más hincapié en la erótica porque era lo que más les llamaba la atención.
¿Por qué decidió presentarse?
Lo vi como una oportunidad de explorar mis límites, superar metas, vencer miedos y, claro está, conocer a alguien distinto a mí.
¿Es cierto que se pusieron ellos en contacto con usted?
Pues sí, una persona de la redacción se puso en contacto; le llamó la atención mi perfil, y me preguntó qué me parecería embarcarme en ese proyecto. Acepté. Nunca me hubiera imaginado vivir esta experiencia.
La vendieron como la Barbie de la edición.
(Risas).Cualquier persona podría tomarse a mal esa etiqueta si lo interpreta como que Barbie es tonta. Pero si lo analizamos bien, Barbie tiene 20 trabajos, un novio guapo, descapotable, caravana, mansión y barco, es inmensamente feliz, siempre tiene una sonrisa. Es fuerte, independiente y muy lista. Así que decidí tomarlo como algo positivo. Ignorarlo y seguir adelante.
¿Cómo valora la experiencia?
Pues, como todo, tiene sus cosas buenas y malas. No era todo como imaginé, algunas cosas me sorprendieron gratamente y otras me decepcionaron.
¿Cuáles son las que no le gustaron?
Me decepcionó que no todo fuese tal cual lo vives, que algunas situaciones estuvieran muy forzadas.
¿Algo de su granjero le llamó la atención?
Su actitud. A veces me gustaba su forma de ser respecto al trabajo y a sus responsabilidades, cuando se mostraba cercano; otras, en cambio, me decepcionaba su forma de tratarnos.
¿Por ejemplo?
A veces nos contestaba mal y nos faltaba al respeto. Concretamente me mandaba a callar o decía que hablaba mucho. También, que leo demasiado.
¿Cómo es Sigi en las distancias cortas?
En la tele se dramatiza todo, y cuando las cámaras se apagaban, él se relajaba y era más él mismo: atento, sensible, cercano y dulce. No es tal cual se ha visto en televisión.
Se ha dicho que tuvieron una noche de sexo.
Es evidente que no fue así. No había confianza, y aunque la hubiera, nadie podría tener sexo delante de un montón de gente. Tampoco nos dejaban pasar la noche fuera de la granja. Parece de sentido común.
¿Qué tal sus compañeras?
Durante la convivencia, bien; después, en las grabaciones, todo era muy tenso. Me chocaba mucho que fueran capaces de insultarse de ese modo de repente, pasar de cero a cien en segundos. Yo sé competir tanto como ellas; pero cuando se trata de hombres, mostrar esas maneras no ayuda nada. Compito exaltando mis logros, no señalando los defectos de otras. No hace falta.
¿Está guionizado el programa?
En parte sí.
¿Es cierto que quiso abandonar y no la dejaron?
Llegados a un punto en el que la propia actitud del granjero y las circunstancias me sobrepasaron, quise abandonar. Pero producción me hizo entrar en razón para que me quedase.
¿Cree que su paso por el reality de Cuatro le abrirá puertas?
No creo que un reality abra puertas en sí, lo que abre puertas es la buena actitud, cómo se llega a la gente, ser transparente, cercana, tratar bien al equipo, mostrar al público algo distinto de lo que se suele ver. Ser tú misma. Mucha gente me apoya por ser, dicen, “la única normal”. Pero dentro del reality soy “la diferente”. No tengo ningún problema en ser diferente, para mí lo normal es lo común, lo mediocre, y yo nunca me he sentido muy común. Sigue leyendo.