
La Guardia Civil está muy cerca de dar con quien se llevó a Manuela, el culpable pagará pronto”. Así lo cree Emilia Chavero, que lleva buscando a su hermana desde el 5 de julio del año pasado. Manuela, una mujer de 42 años, madre de dos hijos, salió de su casa en Monesterio (Badajoz), 4.200 habitantes, de madrugada y en pijama, dejando las luces y la televisión encendida. Su teléfono móvil, del que la mujer nunca se separaba, quedó sobre la mesa de la cocina; la puerta de la vivienda no fue forzada. Estos datos hacen pensar a los investigadores y a la familia que Manuela, que estaba sola en su vivienda, conocía a su secuestrador.
Once meses después, las pesquisas siguen centradas en su entorno más próximo. El día que desapareció, Manuela tenía una cita con su abogado para finalizar los trámites del divorcio de su exmarido, del que llevaba separada dos años. La pareja compartía la custodia de los dos niños, que el día del suceso estaban con su padre en un pueblo de Sevilla, donde él reside junto a su nueva pareja.
La Guardia Civil averiguó que, la noche de su desaparición, la mujer se envió varios mensajes con un chico del pueblo, de 21 años, llamado Abraham, con el que salía desde hacía un año. Él es el principal investigado. “¿Dónde andas?”, le preguntó la mujer al chico. “Trabajando, cansado”, le respondió él. De los mensajes se deduce que Manuela quería quedar con él aquella noche. Abraham le contestó: “Me voy para casa porque me duele mucho la rodilla”. El móvil de Manuela dejó de tener conexión a las dos menos cinco de la madrugada. Un testigo declaró que había visto a ese vecino cerca de la casa de la desaparecida sobre esa hora. Más tarde, se desdijo.
El pasado febrero, los investigadores de la UCO, el grupo que lleva el caso, requisaron tres coches, propiedad de la familia del joven, que no quiso hacer declaraciones a interviú. Buscaron en su interior restos biológicos de Manuela o cualquier indicio que pudiera arrojar luz sobre lo que le ocurrió. El resultado fue negativo.
La Guardia Civil también investiga a otro vecino, que vive muy cerca de Manuela y ha prestado declaración como testigo. Se trata de un hombre joven que vivió un incidente violento en el pasado. Su novia, extranjera, falleció como consecuencia de un accidente doméstico. “Ha estado muy implicado en buscar a Manoli desde el primer día”, asegura Emilia Chavero. Varios vecinos también conocen que la lupa está puesta sobre este hombre: “Está muy raro últimamente, incluso ha cambiado de profesión y ha empezado una nueva vida. Hace cosa de un mes vendió sus tierras y sus animales, se deshizo de todo y ahora es camionero”.
Una pista
Como a Francisca Cadenas, la mujer desaparecida en Hornachos, a 65 kilómetros de Monesterio, a Manuela la han buscado por varias zonas y en un pantano, sin éxito. Los vecinos siguen organizando batidas para recorrer el terreno por si hubieran pasado por alto alguna pista, algún detalle. “Necesitamos encontrarla, esté como esté. No saber nada es mucho peor que lo que haya podido pasarle”, señala Emilia Chavero. La familia no pierde la esperanza: “Nos queda esperar a que algún agricultor, algún cazador… encuentre algo por casualidad”.
Los especialistas de la Guardia Civil analizan ahora un conjunto de huesos que un grupo de senderistas encontró el 7 de mayo en un pinar de Calera de León (Badajoz), a diez kilómetros de la casa de Manuela. Según ha podido saber esta revista, los restos, que estaban “quemados y machacados”, fueron hallados junto a una hoguera, pero “fueron trasladados allí desde otro lugar, como por ejemplo un horno”. Los primeros resultados apuntan a que son, la mayoría, de procedencia animal, pero “son muchos huesos, algunos muy pequeños”, por lo que han sido trasladados al instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Badajoz para realizar un estudio más pormenorizado.
“Mi padre, un ganadero de 80 años que no se ha puesto enfermo ni un día, ahora no puede ni ponerse los zapatos solo. Mi madre, que siempre ha sido muy activa, está enclaustrada en casa. Dice que no volverá a hacer su vida hasta saber lo que ha pasado con la de mi hermana”, concluye Emilia. | Sigue leyendo.