
BORRACHERAS Y desmadre sin control en Magaluf o Benidorm como parte del reclamo, agresiones sexuales como un ‘clásico’ de los Sanfermines y ahora cada vez más frecuentes en Cataluña, el destino preferido por los visitantes extranjeros. Si nadie toma cartas en el asunto, y no parece que nadie lo esté haciendo, acabaremos desplumando la gallina de los huevos de oro porque el turismo sigue siendo la locomotora del crecimiento económico y de la generación de empleo, aunque sea estacional.
Las agresiones sexuales se han multiplicado en Cataluña, donde, según los datos recogidos por interviú, estos actos superan con creces los que se registran en otras zonas turísticas de similar población y afluencia. Pero al presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, solo parece ocuparle y preocuparle la desconexión del resto de España; y al Gobierno de la Nación, que los secesionistas catalanes se rompan la crisma contra la muro de la legalidad. ¿Cómo si no puede justificarse todo el tiempo que lleva sin reunirse la Junta de Seguridad, que sienta en la misma mesa a los responsables del ministerio y de la consejería de Interior?
El sol y las playas seguirán estando donde están a pesar de nuestros gobernantes y del terrorismo machista, pero, como ya hemos tenido ocasión de comprobar en muchas barbas ajenas, por donde primero se resiente el turismo es por la falta de seguridad. | Sigue leyendo.