
La CAMPAÑA de las primeras elecciones autonómicas catalanas coincidió con las fiestas de carnaval (carnestoltes). Era 1980 y todavía hacía muy poco que se podían celebrar las fiestas de la máscara con normalidad, lo mismo que la llamada fiesta de la democracia. En aquel primer parlamento catalán entró hasta el Partido Socialista de Andalucía, con dos escaños, y una parte de los diputados del PSUC (el PC catalán) acabarían escindiéndose en una facción estalinista. Pero la gran sorpresa, después de las municipales de 1979, en las que había arrasado la izquierda en toda España, fue el triunfo de Jordi Pujol con CiU. El hecho tiene muchas explicaciones que se han escrito, entre otras, un sistema electoral que prima sobre el voto urbano el voto rural, el de la Cataluña profunda, la más conservadora. Y ahí empezó la historia, con unos socialistas muy ufanos que renunciaron a formar parte del gobierno con la posibilidad de controlar al incipiente pujolismo. Después ya fue tarde para casi todo. Nació TV3, primero estéticamente pura y única, una de las mejores televisiones europeas de entonces, para ganar adeptos. Muy pronto, inició deriva clara hasta el independentismo editorial actual. Pero quizás lo más premonitorio, lo más importante de aquellos carnavales y de aquella campaña, fue una gran pancarta que cruzaba la Diagonal a la altura de la escuela de Ingenieros: “Conveniencia y desunión” decía, parodiando la publicidad del partido de Pujol. Todo un aviso. | Sigue leyendo.