
Mireia Boya no tuvo que moverse de casa para votar el 1-O. Los promotores del referéndum de independencia de Cataluña trasladaron las urnas a su hotel rural, en el municipio aranés de Les, cuando los mossos d’Esquadra sí que cumplieron órdenes y, al menos en ese pueblo, prohibieron la entrada al colegio inicialmente asignado para la votación ilegal.
Sólo dos años antes, la diputada de la formación independentista y antisistema empezó el mes de octubre de una forma muy diferente: con tricornio y capa de guardia civil. Al frente de un pelotón mixto y sexy que lucía prendas de la benemérita y del Cuerpo Nacional de Policía, la dirigente de la CUP posaba muy sensual en un calendario local de la Associacion Hemnes de Les (Asociación Mujeres de Les) en 2015. “Octubre ei eth mes des còssi de seguretat” (octubre es el mes de los cuerpos de seguridad), justificaba en aranés la asociación en la presentación del calendario, en el que Mireia Boya es protagonista junto a otras seis socias de la entidad, incluida la fotógrafa local Nuria Puyol, la autora.
Con este calendario divertido y sexy, la asociación buscaba fondos. La idea, como en otros calendarios temáticos, fue dedicar cada mes a una profesión. Aparecen socias haciendo de bomberas, mecánicas, cocineras, médicas... A la diputada le tocó octubre y el homenaje a las Fuerzas de Seguridad, ya que ese mes la Policía Nacional celebra el día de los Ángeles Custodios y la Guardia Civil festeja a la Virgen del Pilar,.
Este octubre, Mireia Boya, de 38 años de edad, ha cambiado el fusil de pega que completaba su disfraz de jefa de la Guardia Civil, por una papeleta que decía Sí a la independencia para, en esta ocasión, cumplir su papel de jefa de la CUP. También ha cambiado los homenajes por ataques a las fuerzas de seguridad, después de que estas cargaran en algunos colegios de Barcelona. “Las protestas delante de los hoteles y cuarteles que acogen fuerzas de ocupación sí que son proporcionales. Bravo”, publicó en su cuenta de Twitter tras los altercados, mientras se producían escraches ante cuarteles y comisarías.
Mireia Boya contribuyó al clima de tensión con sus declaraciones. Entrevistada en un matinal de Cuatro, el pasado 3 de octubre, Mireia tildó a las fuerzas de seguridad de “paramilitares con técnicas de tortura y vejaciones a mujeres”.
No es la primera vez que la presidenta del grupo parlamentario de la CUP en el Parlament incurre en sonadas contradicciones. En agosto pasado, tras los ataques de Arran contra el turismo masivo, Mireia Boya salió en defensa de la organización juvenil vinculada a la CUP: “Son acciones simbólicas para denunciar un modelo turístico depredador”, excusó la diputada... sin contar además que dirigía un negocio turístico. Mireia Boya complementa su labor política con la dirección de una casa rural en el Valle de Arán que patrocina en plataformas de turismo masivo como TrypAdvisor y Homeaway. Alquilar el establecimiento cuesta 1.150 euros por semana.
Herencia familiar
Para Mireia Boya, la política es una tradición familiar. Su madre, María Pilar Busquets, fue diputada por CIU en el Parlament, siendo la primera síndica de Arán (la primera mujer en presidir el Consejo General del enclave pirenaico), y pionera en usar el aranés como idioma en la cámara autonómica catalana. Mireia Boya no es la única integrante de la familia que hoy toca poder. Su hermano Josep ejerce desde 2016 el cargo de director general de Patrimonio de la Generalitat.