
Se cruzan entre las ofertas de YouTube los videoclips últimos de Shakira y Enrique Iglesias. El vídeo de Shakira es una delicia para melómanos del erotismo, donde Rihanna pone su mitad de dorada coreografía prudentemente lésbica. El de Enrique es un mareo de culos de juventud durante una fiesta de piscina. Canta él, incluso, acodado en un compacto culo anónimo. El de Enrique es la orgía de bikinis de siempre, pero sin orgía. Para mí, un tostón. Y naturalmente no me refiero a la música, que también, si me apuran. El de Shakira es un pensado escaparate de Shakira desabrochada, en un principio, y luego un dúo de provocación de dos bañadores negros, que son la lencería de invención que estas dos bailonas se ponen para meterse juntas en la cama. Desde Colombia ya ha cundido el grito en los cielos de un concejal evangélico, Marco Fidel Ramírez, que censura el videoclip como “sencillamente asqueroso”. Siempre hay un concejal Ramírez que se pone a mirar de urgencia estos cinexines, donde ven escándalo hasta en el modo de pillar un micro. Aquí no hay micro, pero hay algo aún peor: un puro que se fuman juntas estas dos intolerables. No sé qué es el asco para el tal Ramírez, pero yo en Shakira y Rihanna solo veo un fantasía sáfica, apenas entornada, que si asco tiene, que desde luego que no, es porque solo dura tres minutos mal contados. Son un asco de dos frutas de salud, pulquérrimas y entresoñadas. Pero duran poco en el atrevimiento. Esto no lo ha dicho aún ningún Ramírez, pero conviene decirlo, porque lo que pasa es que te quedas con las ganas.
El videoclip de Enrique también ha logrado sus críticas, en las redes, pero por otras causas: lo aprecian “machista”. No he visto sin embargo, en los miles de comentarios reprobatorios, el primer y acaso último reproche: el videoclip es malo. Tres tías por allí, dos raperos por acá, y gente entrando y saliendo en una piscina, bajo el frenesí del reguetón, o algo similar. Los concejales evangélicos no se emplean en estos vídeos, que también tienen su barbacoa sexual, solo que ahí no salen ni Shakira ni Rihanna, que a lo mejor es lo que importa. Yo les recomiendo el alarde de estas dos exóticas, donde hay más estética que sexo. Pero mola. Lo de Enrique mejor se lo ahorran, como ha hecho Ramírez, que tiene buen ojo. Como que, mientras escribo, ya han visto y revisto el asco de las cantantes más de setenta millones de personas.