Algunas consecuencias del esfuerzo que estos días está haciendo el vizcaíno Francisco Javier López Álvarez se ven en su cinturón, que ha retrocedido un par de agujeros. Adelgazan mucho los 32.000 kilómetros que lleva recorridos en coche. Cuando termine la campaña, habrá superado los 50.000. Y con el presupuesto más corto de las tres candidaturas rivales. “Mi primer viaje de campaña, hotel y avión a Canarias, me lo pagó mi mujer”, cuenta.
¿Cómo se hace una campaña de primarias con solo 20.000 euros?
Pues yendo a las casas del pueblo a hablar con los militantes y volviéndote a casa a dormir. No hemos tenido que alquilar grandes espacios, ni poner grandes megafonías, ni fletar autobuses. Yo voy con el coche, y me vuelvo a casa aunque a veces llegue a las dos de la mañana. Hacerlo así te permite contactar con muchos más militantes que en un gran mitin.
En estas primarias se dirime si el partido ha de ser de los militantes o de los votantes. ¿Qué le conviene más al PSOE?
El partido es un instrumento de la sociedad, el instrumento de los progresistas, de los más humildes, de los que no tendrían voz sin nosotros… Pero, cuando elegimos cargos orgánicos, deciden los militantes.
Ya, pero ¿a quién debe dirigirse más el PSOE, a los militantes o a los votantes?
Lo primero que tiene que hacer el partido es ilusionar, que sus militantes se vuelvan a reconocer en el proyecto, y, con eso, volver a salir a la calle a definir una nueva esperanza para este país. Con una militancia enfadada o deprimida por lo que hemos hecho, tienes poco recorrido. Primero debemos representar a los nuestros, redefinir la O de nuestras siglas en el siglo XXI.
¿Quiénes son hoy la O del PSOE?
En la O están los trabajadores y trabajadoras, los parados, las mujeres discriminadas, los jóvenes con la esperanza rota, los mayores que temen por su pensión… Pero también los empresarios que arriesgan patrimonio para crear riqueza, y los autónomos, y las clases medias. Es un espectro mucho más amplio que el de la O que existía en el xix. Hoy la revolución se hace a través del Boletín Oficial del Estado.
La izquierda capaz de cambiar cosas contra “la izquierda de pancarta”. Así apoda al socialismo de Benoît Hamon, arrollado en las elecciones francesas…
Cuando los socialistas hacen políticas similares a las de la derecha, o simplemente ponen parches a las políticas neoliberales, su electorado les abandona. Pero cuando nos vamos al otro extremo, a una izquierda pura pero irreal, que no da confianza ni seguridad, no nos sigue nadie. Se ha demostrado en Francia, y pasa ahora en Gran Bretaña. Debemos ser alternativa clara. No estamos para sacarle las castañas del fuego al PP, pero tampoco para irnos a un izquierdismo infantil en el que no nos siga nadie, o buscar alianzas ciegas con Podemos. Lo digo en el libro que acabo de publicar (La izquierda necesaria. Catarata): la socialdemocracia puso en marcha el estado del bienestar, uno de los mejores inventos de la humanidad, que permitió a millones de personas cruzar el puente de la marginación y la pobreza. E hizo un pacto con el capital para que sostuviera ese sistema, y se echó a dormir creyendo que estaba todo hecho. Y cuando los lobos comenzaban a comerse a las ovejas, no había un proyecto para hacerles frente. Pues bien, necesitamos definir ese proyecto.
Sé que a no le gusta descalificar al rival, pero acépteme un par de preguntas malintencionadas ¿Qué porcentaje de gente de Podemos cree que va a los mítines de Pedro Sánchez?
(Risas). No lo sé. Alguno parece que ha sido reconocido en esos actos. Pero imagino que Pedro fundamentalmente llevará a militantes y simpatizantes. Yo, frente a ese tipo de actos que hacen Pedro o Susana, que es convocar a los militantes para que aplaudan y agiten banderas, prefiero hacer algo distinto: ir a las casas del pueblo y hablar con los militantes. Y sobre todo escuchar. No vale con decir: “¡Es la hora de los militantes!” y llevarlos a un sitio, soltarles lo que te dé la gana y largarte.
¿Qué porcentaje de gente del PP se sentiría reconfortada con una victoria de Susana Díaz?
(Se ríe otra vez). No creo que nadie del PP votaría a un candidato o candidata socialista. También es verdad que ha habido encuestas que dicen quién es el que más apoyo tendría entre los votantes del PP… Pero sería un error que en estas primarias nos limitáramos a debatir entre pedrismo, pachismo y susanismo. La disyuntiva no es entre un partido ganador y uno irrelevante. Nadie en el PSOE quiere un partido irrelevante. La disyuntiva es cómo lo conseguimos. Yo he oído que hay que llevar el partido al centro, y eso me parece un error, porque es desplazarlo a la derecha, y así nos va. Y he escuchado decir que el objetivo ha de ser pactar con Podemos. Yo lo que quiero es recuperar lo que se nos fue a Podemos, no buscar una alianza a ciegas con quien, cada vez que hay un asunto fundamental, vota con la derecha. Hubo una oportunidad de que no gobernara Rajoy, y votaron en contra. Y en Castilla-La Mancha Podemos ha votado con el PP contra los presupuestos más sociales de los últimos años.
Veo que no secundaría la moción de censura de Podemos.
La iniciativa de Iglesias es pura hipocresía. Él tuvo en sus manos sacar a Rajoy del Gobierno hace un año, y él lo impidió, porque creía que podía superar al PSOE en una segunda vuelta. Que no engañe a la gente: es puro oportunismo; quiere irrumpir en el proceso de primarias del PSOE. ¿Con quién quiere pactar la moción? ¿Con Ciudadanos, con los independentistas? ¿Con qué candidato, con qué programa? Humo.
Para tanto camino en coche, Patxi López se está llevando un libro electrónico lleno de novelas negras y un iPod con 22.333 canciones. Ahora suele escuchar cosas como el Mira cómo vuelo, de Miss Caffeina, y el pop medio punk del grupo británico Rationale. Música de fondo mientras ojea las redes sociales, llenas de cuchillos. López se duele de las descalificaciones. Le irrita que le hayan llamado traidor compañeros “que aplauden a otros que han hecho lo mismo que yo. Me llama la atención el nivel de agresividad, de descalificación, que hay en el partido. Eso no lo había vivido nunca. Esto de que haya quien tache a compañeros de fachas… que se diga quién es bueno y quién es malo… no forma parte de mi cultura socialista”.
Esa crispación, ¿cuántos amigos le ha costado?
Amigos, ninguno. Compañeros, algunos.
¿Cuándo se jodió el PSOE?
Pues hace tiempo, pero no sé en qué lugar del camino perdimos el compañerismo y la fraternidad. Quizá con la crisis.
¿Qué es lo más preocupante que ha oído a los militantes estos días?
Algunos quieren estas primarias para matar a Pedro o matar a Susana, pasarles factura. Yo lo que pido es que votemos todos para salvar al PSOE, que es lo que está en juego. Debemos votar para unir, no para romper. Ser conscientes de qué hemos hecho mal, pero no para cobrarse cabezas; así nos desangraríamos todos. Y al día siguiente, si soy yo el secretario general, será el día de llamar a los otros candidatos y decir: “Se acabó la broma; vamos a ver cómo sumamos, en una ejecutiva que puede ser compartida”. Y si no salgo elegido, llamaré al que lo sea para decirle: “A tu disposición, porque vamos a sumar”.
Otra gran cuestión que dirimen estas primarias, si el PSOE se parte en dos o tres trozos…
Hemos hablado del mal ejemplo de Francia, pero también podemos hablar del de Alemania. Martin Schulz ha levantado al SPD del 18 por ciento en las encuestas a estar peleando casi por encima de Merkel. Y lo consigue con un proyecto claro, nítido, pero también porque tiene al cien por cien del partido detrás. Un partido dividido es un partido que va al suicidio. En el PSOE la unidad no es opción, es una obligación.
¿Lo más alentador que ha oído a los militantes?
Pues una actitud silenciosa, que no aparece tanto en los medios y en los grandes actos, pero es la actitud de la inmensa mayoría de los militantes: no quieren la fractura, el choque de trenes, no quieren su vida rota, porque, en el fondo, para un militante socialista el partido no es un hobby de fin de semana, sino algo en lo que han depositado su vida. Lo más dramático que he oído estos días me lo dijo una señora ya mayor, en Galicia, que me contó que su padre lloró viendo en la tele aquel comité federal... y que eso no nos lo va a perdonar. No teníamos derecho a hacer aquello. Yo, en las agrupaciones, cuando me veo con los militantes, les pido perdón, porque todos los dirigentes fuimos responsables de aquello. Si nos enfrentamos entre nosotros, ¿cómo nos vamos a enfrentar a la derecha? Si nos chillamos entre nosotros, ¿quién nos va a escuchar? | Sigue leyendo.