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Skoda Octavia RS; El mejor atleta

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Skoda refuerza la gama más potente de los Octavia, el RS en sus tres versiones: diésel de 184 caballos, y gasolina de 230 y 245 caballos (esta última versión no llegará a nuestro mercado hasta el tercer trimestre de este año), todas ellas con turbocompresor. Los RS están disponibles tanto en carrocería de cuatro puertas, o berlina, como en ranchera o combi.
Hace poco, el Octavia se actualizó y los RS incorporan esos cambios estéticos, además de presentar algunos propios. Por ejemplo, en equipamiento. Se benefician de sistemas de ayuda a la conducción. Pero también de elementos como amortiguadores de dureza variable (DCC), suspensión rebajada en 15 milímetros o diferencial delantero electrónico (XDS+).
Además, los RS ensanchan su vía trasera en 30 milímetros. Eso les hace aún más estables en carretera. Por fuera mantienen una imagen muy agradable. Conservan el anterior diseño de llanta, de 17 pulgadas de diámetro de serie, pero hay también opción de llantas de 18 pulgadas. Adoptan, para aguantar su nivel de potencia y prestaciones, superiores a las del resto de la gama, el paragolpes delantero rediseñado con mayores entradas de aire, así como un alerón trasero. En el interior, incorporan asientos específicos, más envolventes y con el cabecero integrado. Y además presentan una tapicería distinta al resto de los modelos, más personalizada.
La versión 2.0 TDI es de tracción total. Solo puede ser así. Además, también va unida al cambio automático DSG de 6 velocidades. Los gasolina son de tracción delantera. Y se pueden elegir con cambio automático, porque el de serie es manual, y de seis relaciones en el RS 230. El RS 245 estrena el DSG de 7 velocidades caso de elegir con este automatismo de cambio.
Los RS permiten elegir entre tres tipos de suspensión: Comfort, Normal y Sport. En este última se dispone de unos amortiguadores más firmes, con menos balanceo de carrocería, pero sin sacrificar en exceso el confort de marcha.

Motores: 4 cilindros en línea, gasolina y diésel
Potencia: desde 184 CV
Par motor: desde 350 Nm
Cambio: manual, 6 velocidades o automático de 6 o 7
Tracción: total o delantera
Dimensiones (largo/ancho/alto): 3.689/1.814/1.448 milímetros
Distancia entre ejes: 2.680 milímetros
Velocidad máxima: desde 228 km/h
Aceleración de 0 a 100 km/h: desde 6,6 segundos
Consumo: desde 5,1 litros/100 km en ciclo mixto ciudad/carretera
Emisiones CO2: desde 134 g/km
Capacidad maletero: 590 litros
Peso: desde 1.420 kg.
Precio: desde 31.830 euros


A Raquel Saavedra no la dejan ser estibadora: "Voy a seguir luchando"

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La han echado del trabajo por intentar crear una sección sindical dentro de su empresa, no hay protesta en la que no esté…
El barco donde trabajo no tiene comité de empresa. Para crearlo nos presentamos cuatro delegados y yo, la única a la que han echado; saben que tengo mucha fuerza. Dijeron que no había pagado una botella de whisky que regalé a un conocido en el barco donde trabajo, pero tengo todas las pruebas para demostrar lo que ocurrió. Es una represalia, claramente.
¿Por qué?
La empresa hizo firmar a los trabajadores un documento en el que se comprometían a desentenderse de acciones sindicales. Yo fui la única que no lo firmé. Ahora me han ofrecido un despido improcedente, según ellos, para que mi imagen no se vea afectada, pero no lo acepto. Los voy a denunciar.
¿De dónde le viene su naturaleza reivindicativa?
Es mi condición, no lo puedo evitar. Actúo según mis principios. Tengo todos los frentes abiertos, pero voy para delante, si desde fuera de la empresa puedo ayudar a los de dentro, mejor.
En su lucha por la contratación de mujeres para la estiba en el puerto de Algeciras, sus detractores la han mandado a fregar, han insinuado que es prostituta…
Lo denuncié ante el Instituto de la Mujer. Han dicho que quiero dinero y protagonismo; no he ganado nada en tres años que llevo con la asociación. Con la portada quiero demostrar que la mujer puede sentirse femenina y tener el protagonismo que ella quiera en su vida. Espero las mismas críticas. Lo hago con todas las consecuencias y muy orgullosa.
¿Se considera feminista?
Puede que con esta lucha esté tirando más hacia el feminismo, pero nunca me han gustado los extremos. Si no tuviéramos que luchar por la igualdad, no existirían el feminismo ni el machismo.
Decía que esta portada era un sueño.
Sí, lo es. Me daba miedo perder credibilidad, pero ahora es el momento porque, después de una etapa de bajón, es cuando más fuerte me siento.
¿Qué piensan sus compañeras de plataforma?
Están encantadas, creen que a partir de ahora se nos va a escuchar más. Cada vez somos más, pero la cantidad es algo que nunca he tenido en cuenta. Yo voy a seguir luchando sola o con 20.000 compañeras.
¿Y su familia?
Mi marido, mis hijos y mis padres están muy orgullosos de mí. Siempre lo han estado y yo también lo estoy de mí misma. Voy a contracorriente; hay que ser muy fuerte para hacer lo que yo hago.
¿Cuál es el siguiente objetivo?
Que las mujeres entren a estibar en Algeciras. Creo que es de ley, hemos hecho una buena campaña de lucha y los responsables saben que las mujeres tienen que estar dentro, no les quedará más remedio. Creo que es una lucha ganada y que antes de que acabe el año nos contratarán.
¿Cree que si las contratan van a ganar menos que los hombres?
No, a pesar de la discriminación que existe, no solo en la estiba, creo que cobraríamos lo mismo, el salario no es el problema.
El Ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, dijo en referencia a la reforma de la estiba: “Lo que permite, entre otras cosas, es la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres”. ¿Se han  sentido utilizadas?
Sí, porque no puedes mantenerte al margen de nuestra lucha durante dos años y ahora, como te interesa, nos pones en el punto de mira para enemistarnos con el sector. Si es que quieren que las mujeres trabajemos, que nos ayuden; si no, que no nos utilicen.
¿Y cómo cree que les afectará si finalmente liberalizan el sector?
Lo liberalicen o no, las mujeres entraremos en la estiba, no dependerá de lo que ocurra con la reforma.
¿En qué posición están en este enfrentamiento?
Nos solidarizamos con los estibadores, no es justo que se juegue con los derechos de los trabajadores por los que tanto han luchado. Debemos pelear por lo que pelearon nuestros abuelos: para no perder derechos, que es lo que se está dando en la mayoría de los sectores en España.
Suena muy sindicalista.
(Ríe). Me uní a CC OO hace seis meses. Me apoyan, me gusta cómo luchan y su forma de trabajar. He abierto los ojos con los sindicatos y no me importaría pertenecer a su grupo de trabajo.
¿Y la política la ha tentado?
En principio no, prefiero el sindicalismo, es un trabajo más directo con el trabajador. No entiendo de política; pero si tuviera que irme con algún partido, sería con uno que mire por el pueblo y no se venda.
¿Quién cree que estibaría mejor: Susana Díaz, Irene Montero o Soraya Sáenz de Santamaría?
Ninguna de las tres estaría preparada, no lo han mamado. Es un trabajo que se lleva en la sangre, es muy duro y no creo que les gustara. Aunque la mejor sería a la que más falta le hiciera el trabajo.

Discriminación en Correos por estar embarazada

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EL pasado 16 de marzo, E. C., trabajadora eventual inscrita en las bolsas de empleo de Correos y Telégrafos en la provincia de Barcelona, recibió un mensaje de texto mediante el cual la citaban en la oficina de Recursos Humanos para una posible contratación por sustitución el día 29 de marzo.
La mujer, explica Manuel Aguilella, representante del Sindicato Independiente SiPcte Correos, se puso en contacto con él para darle cuenta de esta oferta, ya que estaba embarazada de siete semanas y le preocupaba el puesto que le iban a asignar.
El representante sindical, entendiendo que no hay nada que ocultar cuando una mujer está gestando, trasladó el mensaje a la empresa ese mismo día para que pudieran hacer una valoración de la situación de la trabajadora y le ofrecieran un puesto adecuado a sus necesidades.
La mujer acudió a la revisión médica como le habían indicado. Sin embargo, la contratación se truncó, según denuncia Aguilella, por estar embarazada, “a pesar de que existen decenas de puestos administrativos en los que puede trabajar, ocupados por eventuales en contratos en fraude de ley, en una empresa que tiene cientos de oficinas y 6.000 trabajadores en la provincia de Barcelona”. Así consta en la denuncia presentada ante Inspección de Trabajo por SiPcte,en la que también se alerta de que “es habitual en la empresa Correos SA el citar a los trabajadores en la central de la empresa y no darles contrato para evitar así el tener que contratar embarazadas o trabajadores que no les gusten, a pesar de ser una empresa pública, con mayor responsabilidad que cualquier otra”. Tanto es así, que el sindicato ha denunciado en dos ocasiones anteriormente a la empresa por “discriminación por razón de sexo”.
Finalmente, y por la presión ejercida por el sindicato y a través de las redes sociales, Correos le ha ofrecido un nuevo contrato: “La trabajadora no fue contratada hasta el 13 de abril… Desde el 29 hasta el 12, no tuvo empleo, no cotizó y fue discriminada por razón de sexo”, sostiene el representante sindical. | Sigue leyendo.

Julian Schnabel, portada de PORT Magazine

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El número dos de la edición española de PORT Magazine, que edita el Grupo Zeta, revista internacional de actualidad, tendencias, cultura, moda y estilos de vida, muestra en su portada al pintor y cineasta Julian Schnabel, director de clásicos del cine contemporáneo como Antes que anochezca y La escafandra y la mariposa y muy destacado integrante de la bohemia neoyorquina.
  
 La revista semestral, que ya está en los quioscos, entrevista a Schnabel en su estudio de Manhattan, donde acaba de realizar una serie de lienzos influidos por una visita a la tumba de Vincent Van Gogh en el cementerio francés Auvers sur-Oise y que se exhiben ahora mismo en la Pace Gallery de Nueva York. El pintor ha sido entrevistado por Kyle Chayka y retratado en exclusiva por Michael Avedon, nieto del mítico fotógrafo Richard Avedon. Schnabel aborda en profundidad su vida y su carrera artística y afirma que ahora intenta “pintar cuadros que sean como un buen sillón, en los que uno pueda relajarse y sentirse cómodo”.
  
 PORT, que cuenta también con un página online, www.portmagazine.es, incluye un espectacular recorrido literario y fotográfico por la Nueva York que esconde sus raíces góticas, así como entrevistas en profundidad con el escritor Javier Cercas y el actor y director Raúl Arévalo.
  
 Además, ofrece un completo dossier sobre viticultores españoles que rechazan las denominaciones de origen y un amplio informe sobre los nuevos nómadas, que practican el viaje como estilo de vida. PORT muestra también las tendencias de esta temporada en moda, relojes y complementos; viaja a las islas Lofoten, en el corazón de la Noruega ártica; retrata e interroga a fondo a un extraordinario quinteto de actrices del cine nacional, Juana Acosta, Manuela Velasco, Nawja Nimri, Marta Etura y Leonor Watling, y acude a la Inglaterra en la que Bentley fabrica sus automóviles artesanales. En total, 212 páginas con una línea gráfica exquisita, moderna y de alto impacto estético.

Absuelto el prestamista Antonio Arroyo

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Dinero privado, instantáneo y a tocateja para problemas sin solución bancaria; este era el gancho que utilizaba para que los más castigados por la crisis cayeran en sus redes. Antonio es, según la policía, “uno de los mayores estafadores de España” algo que no le ha valido para recibir una sentencia condenatoria. Este miércoles ha sido absuelto por la Audiencia Provincial de Valencia.

Se le juzgaba por estafar a María Pilar, a la que prestó 6000 euros en 2009. Ella no lo denunció hasta 2013, hecho que ha utilizado el abogado del acusado para alegar que "el plazo de prescripción del delito está sobradamente consumado".

En 2102, interviú quiso reunirse con otras víctimas, personas que habían perdido su hogar, muchas quedarían endeudadas de por vida.

Conocimos el caso de Esther Jaén y su familia –su marido, en paro, y sus dos hijos– acabaron recurriendo a Cáritas para comer. Que pasarían penurias y estarían “en una situación crítica” se lo había vaticinado el prestamista Antonio Arroyo si no devolvían los más de 125.000 euros que les reclamaba tras entregarles en mano, en una notaría madrileña, 15.000 en concepto de préstamo. “Y se cumplieron sus amenazas. No tenemos nada”, lamentaba Esther hace casi cinco años.

Como Esther, en cuanto se olió el pastel, Carlos Giménez se buscó rápido un abogado y consiguió salvar su piso, que había puesto como aval para recibir, en mano, 20.000 euros que necesitaba de forma acuciante. Cristina Martín pidió 4.000 euros –por delante puso el original de la hipoteca de su casa de 70 metros cuadrados en Villanueva del Pardillo (Madrid)– y, cuando quiso darse  cuenta, ya le reclamaban 18.500. Corría el verano de 2011. Teresa Mesa desconoce exactamente la cuantía de lo que le reclama Arroyo de una deuda contraída en el año 2006 por la que ha perdido su casa. “Con las letras de cambio a mi nombre que hay por ahí circulando, calculo que más de 100.000 euros, que tendrán que pagar los hijos de mis hijos”, nos explicó esta mujer, que, como María Pilar, Esther, Carlos y Cristina, ha llevado a los tribunales a Antonio Arroyo. 

Recuerda lo que publicamos sobre Antonio Arroyo en junio de 2012.

Miguel Zerolo, condenado a siete años por el caso de Las Teresitas

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El exalcalde de Santa Cruz de Tenerife Miguel Zerolo (Coalición Canaria) ha sido condenado a siete de prisión por el conocido como ‘caso de Las Teresitas’. También han sido condenados a cinco años el expresidente de la Cámara de Comercio de Tenerife, Ignacio González; y el constructor Antonio Plasencia.

Zerolo estaba acusado de malversación y prevaricación administrativa por el caso, que salió a la luz con un reportaje titulado ‘El agujero negro de las Teresitas’, publicado en interviú en noviembre de 2008. En él se desvelaba como el ayuntamiento había cambiado la titularidad de las viviendas cercanas a la playa tinerfeña a favor de la empresa ‘Inversiones Las Teresitas’. Los vecinos vieron como, tras la aprobación de un plan de reurbanización de la zona apoyado por unanimidad en el ayuntamiento de Santa Cruz, la empresa se hacía con los terrenos y se planteaba llevar a cabo un gran proyecto inmobiliario.

El caso no estuvo exento de polémica. En 2011, tal y como publicó interviú, el marido de la magistrada que instruía el caso era a su vez el abogado de la inmobiliaria Beleyma, también investigada.  Además, a finales de ese mismo año se publicó ‘La extraña fortuna del senador Zerolo’, reportaje en el que se cuestionaba la legitimidad de la riqueza personal del ya exalcalde. Zerolo, un hombre sin ninguna propiedad a su nombre, invertía a la vez en compañías mineras de Perú, Uruguay, Canadá, Reino Unido, Botsuana y Mongolia. Además, le había tocado la lotería dos veces seguidas y no había sacado dinero del banco en 28 meses.

La opinión pública se puso en contra del exsenador y llevó a cabo una campaña de desprestigio en Facebook. A mediados del pasado año, el escándalo de ‘Las Teresitas’ se vio envuelto de nuevo en polémica cuando se supo que el tribunal que iba a juzgarle, estaría presidido por Joaquín Luis Astor Landete. El apellido Landete había salido a relucir cuando un testigo protegido aseguró que era el ‘hombre en los juzgados’ de Ignacio González, al que habría advertido de una sentencia que dispararía el valor de los terrenos que este pretendía comprar.

Sanción para el doctor ‘malfollada’

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Ocurrió el seis de septiembre de 2016, en Llano de Brujas, municipio murciano a 40 kilómetros de Alhama en el que el Doctor Ramón Gallego se encontraba en comisión de servicios. Patricia López, una joven universitaria, fue remitida a su consulta tras acudir al Hospital General Reina Sofía de Murcia. Tras salir de la consulta del Dr. Gallego, Patricia decidió publicar en Facebook lo ocurrido en el Centro de Salud de Llano de Brujas: “esta mañana al ir a mi médico de cabecera me he encontrado con un indeseable, la verdad- comienza relatando la joven.- El médico me ha ofrecido un cigarrillo y lo he rechazado y el se ha puesto a fumar en la consulta. Lo peor ha sido cuando me a dicho que no me iba a recetar lo que me habían mandado en urgencias porque me iba a poner gorda y ahora mismo tenía un cuerpazo según él”. Patricia además aseguró, que tras preguntarle el médico si tenía problemas en casa y ella negarlo, Gallego Navarrete siguió peguntando: “quien estaba más buena, si mi madre o yo” escribe la joven, que explica que lo que más le sorprendió fue el diagnóstico final del especialista: “su conclusión a mi problema es que estoy mal follada, y que si no era yo la mal follada sería mi madre”.

Después de este episodio, el Servicio Murciano de Salud decidió abrir una investigación por la supuesta actitud del doctor. Siete meses después, en los que el médico ha seguido ejerciendo, las autoridades sanitarias han decidido sancionar al doctor Ramón Gallego Navarrete con dos años de suspensión de empleo y sueldo. No obstante esta decisión no está cerrada, ya que el especialista ha recurrido a la resolución de este último expediente.

Lee el reportaje que publicamos en interviú sobre el doctor 'malfollada'.  

Me llaman desde el infierno

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Lunes. Regresaba al hogar después de haber pasado unos días fuera, cuando me adelantó un coche grande, un Mercedes, en el que me pareció ver a mis padres muertos. Una alucinación, pensé, y continué escuchando la radio, donde entrevistaban a un tipo que, tras darse un golpe en la cabeza, se aficionó a la música clásica.

–¿Le quedaron otras secuelas? –preguntó la locutora.

–No, solo el gusto por la ópera, a la que antes detestaba.

Hace años cogí un taxi cuyo conductor llevaba puesto un CD con Las cuatro estaciones, de Vivaldi. Me sorprendió un poco, pues no es común, e indagué de dónde venía esa afición tan culta. Me dijo que se la debía a un catarro que había cogido durante la primavera, y que no se trató.

–Cuando me libré de él, noté que algo había pasado dentro de mi cabeza. No sabía qué hasta que un día, cambiando de emisora, pasé por una de música clásica y sufrí una especie de éxtasis que me obligó a detener el coche en una esquina. Desde entonces no escucho otra cosa.

–¿Y cree que se debe al catarro? –pregunté.

–Estoy seguro. Aquellos estornudos liberaron dentro de mi cerebro algo que hasta entonces había permanecido clausurado.

Cuando terminó la entrevista, el coche que venía detrás me dio las luces largas apremiándome a que me apartara para dejarle pasar. Cuando se puso a mi altura, comprobé que lo conducía mi abuelo, con mi abuela al lado. Daban la impresión de tener prisa por alcanzar a mis padres. Conducían también un Mercedes.

No sé cuántos muertos más me adelantaron porque no los conocía a todos.

Martes. Ya en Madrid, salgo a caminar a primera hora y al cruzar la calle veo, sobre el asfalto, un pájaro muerto, aplastado por la rueda de un coche. Se trata de un mirlo pequeño cuyo perfil se aprecia perfectamente, como si se tratara de una calcomanía. No hay ni rastro de las vísceras, que se han secado, por el calor. Permanezco contemplándolo un rato y luego continúo mi camino hacia el parque. La primavera trae mucha vida, pero mucha muerte también. La ciudad es un territorio hostil para los animales que nacen en esta época del año.

Miércoles. Busco en internet un remedio contra la apatía, de la que soy víctima desde el comienzo del calor, y encuentro cómo superarla en 32 pasos. Como es lógico, dado mi estado de ánimo, no paso del tercero. Busco un chat de apáticos, que no existe, claro. Con esta desgana, quién va a buscar conversación. Entonces suena el teléfono y es mi hermano Ricardo, al que se le está yendo la cabeza, no sabemos adónde. Me acusa de tener tratos con el diablo.

–¿Cómo lo sabes? –digo.

–Me lo ha dicho él –dice.

–¿Quién? –digo.

–El diablo –dice.

–Entonces el que tiene tratos eres tú –digo.

Permanece en silencio unos instantes y cuelga. Busco en internet “Tratos con el diablo” y encuentro un artículo sobre el tema, pero es muy largo y me da pereza acometerlo. La apatía.

Abandono la mesa de trabajo, meto en la ducha una silla de plástico, me desnudo y permanezco media hora sentado bajo el agua tibia, dejando que las ideas atraviesen mi cabeza sin dar caza a ninguna.

Jueves. Me levanto más animado que ayer, pero no me fío. Desayuno observando las fluctuaciones que se dan dentro de mí y salgo a caminar sin dejar de examinarme. Se me ocurre una idea para un cuento sobre el aburrimiento. Paradójicamente, un cuento sobre el aburrimiento debe ser divertido y este creo que lo es. Regreso a casa antes de que la idea, que es mercancía perecedera, se pudra, pero cuando me pongo frente al ordenador empieza a fallar una tecla, la ese, y me vengo abajo. Telefoneo al técnico, me pregunta cuánto tiempo tiene el portátil y me dice que tengo que cambiar el teclado.

Viernes. Me traen un teclado nuevo, pero resulta que es negro y mi ordenador es blanco. Le digo al técnico que no importa, que lo ponga, pues me urge escribir para salir de la apatía. Lo pone y lo que veo es una dentadura negra sobre un rostro blanco. Me rindo de nuevo a la apatía. En esto suena el móvil. Me llaman desde un número que empieza por 666, el del diablo. No lo cojo, claro. | Sigue leyendo.


La portada de ayer: Sofía Cristo (2009)

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SOFÍA CRISTO vino a secundar a su madre ilustre, Bárbara Rey, en el arte del desperezo del desnudo. O sea, que nos visitó en interviú, hace ya unos años largos, igual que su madre, esa suecaza de Murcia, nos visitó varias veces, muchos años antes, y con mucho trueno de admiración entre todos los sexos. De Sofía podemos decir que tiene una melena prerrafaelista, el verbo festivo, y que su desnudo dorado va muy vestido de tatuajes. Cuando Sofía nos regaló su reportaje, iba de algún modo incluida en la fiesta su madre, y no solo porque Bárbara es un desnudo histórico, sino porque fue ella misma quien entrevistó a su hija, entre la complacencia y el descaro. Sofía fue dj, alternó en los reality, amó y desamó a alguna joven famosa, y nos dejó una lámina para siempre. Esta. 

El botellón de la literatura

No diremos que es noticia que un famoso publique un libro, sino que es noticia el famoso que no lo publica. Ahora, en España, escriben incluso los escritores. Aunque tampoco demasiados. De vuelta de Sant Jordi, y en vísperas de la Feria del Libro, en Madrid, el menú del panorama incluye títulos de Adriana Abenia, Luján Argüelles, Alba Lago, Raquel Sánchez Silva o Marta Torné, citando revuelto, y deprisa. Antes escribían mucho los diputados, y raro era el diputado que no se hacía su librito, para el alterne en el Parque del Retiro. Ahora escribe libros hasta Ana Obregón, con lo que ya hemos oído por ahí que Ana ha entrado en la literatura. Falta que la literatura entre ella. Como en tantas otras. No hablo de algunas gentes de la televisión que tienen buena muñeca para la prosa, como Carme Chaparro, Mónica Carrillo o Mara Torres, sino de los populares de plató que perpetran su novela, que encima lo mismo es de autoayuda. Pero irán a codearse con Fernando Aramburu, un suponer, en vecindad de caseta, cuando toque la Feria del Libro, que los profesionales malvados han rebautizado Fiera del Libro. 

Yo la Feria del Libro la veo cada día más como un cruce de pícnic de solecito y botellón sin pasarse. El peatonaje acude a que le regalen un abanico, y a ver si está Belén Esteban (en la foto). Los autores de vitola suelen acudir más a tomar unas cervezas que a firmar unos ejemplares, entre otras cosas porque los ejemplares suelen firmarlos los llamados autores mediáticos, que no son precisamente autores de literatura, sino quizá todo lo contrario. Le venden un selfie al peatonaje, a precio de libro urgente y volandero, y vaya usted a saber si escrito por ellos mismos. La gente no va a comprar un poemario último, sino a sobar un poco, mientras el retrato de móvil, a alguna señora o señorita que sale en la tele. Al Retiro irá mucha peña a pasar el rato, como tantos autores, porque firmar, lo que se dice firmar, firman los de siempre, que son los famosos de plató. No necesariamente cada transeúnte es un lector, pero alguno habrá. Algo es algo. Mucho: la fiesta tiene más verbena que biblioteca. Entre el pícnic y el tapeo. | Sigue leyendo.

Caso Minerval: Así colocaban el fármaco anticáncer no autorizado.

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Cuando, hace apenas dos meses, falleció su marido a consecuencia de un cáncer de esófago, a Lucía (nombre figurado) le dio un arrebato y lo mandó “todo a tomar viento”. En la basura acabaron los seis frascos de Minerval recibidos apenas unos días antes en la casa familiar de San Sebastián. También el recibo –por importe de 1.098 euros– que le remitieron desde Mallorca. “Todo muy serio, con su factura, su NIF y todo. Pero, tonta de mí, lo tiré todo. Rompí la factura y los frascos”. Por cada bote de Minerval la familia donostiarra pagó 183 euros. En cada frasco, 30 pastillas. El enfermo, ya en fase terminal, debía tomar 18 al día. Seis en el desayuno, las mismas en la comida y otras tantas en la cena. Durante diez días.
Las instrucciones, desde Mallorca, las daba vía correo electrónico, Pablo Escribá, catedrático de la Universidad de las Islas Baleares (UIB) –“un hombre majísimo”, describe Lucía–, y uno de los cinco detenidos, a comienzos de abril, por la Policía Nacional por, presuntamente, estafar más de 600.000 euros, precisamente con la venta de Minerval, nombre comercial del producto que publicitaba como una esperanza para determinados tipos de cánceres, como los tumores cerebrales.
Junto a Escribá, director del grupo de Biomedicina Molecular Celular de la UIB, la policía detuvo al también catedrático Xavier Busquets, compañero en el mismo departamento, y a tres de sus colaboradores. A los cinco, que quedaron en libertad con cargos a la espera de declarar ante el juez, se les imputa un delito continuado de estafa agravado. Supuestamente estaban haciendo negocio con un producto que no estaba autorizado por la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (Aemps) como fármaco.

Fármaco experimental

La UIB habría tenido conocimiento de la venta del producto en el que trabajaban sus catedráticos –hoy suspendidos cautelarmente de docencia– en 2015, tras la advertencia de una oncóloga del Hospital Son Espases (Mallorca) que sabía del caso del familiar de un paciente que estaba adquiriendo Minerval por cantidades desorbitadas.
El juez de Instrucción número 9 de Palma, Enrique Morell, que dirige las investigaciones, les ha citado para declarar los días 2 y 3 de mayo. Los profesores deben responder ante el juez, además, sobre la supuesta venta de DHALifort, un complemento alimenticio que, a 290 euros el bote, hasta hace apenas unos días, se publicitaba en la web de la empresa Bega Pharmaceuticals –cuya administradora única es Juana Serra Alemany, mujer de Escribá–, como que prevenía el deterioro cognitivo provocado por otra dolencia demoledora, el alzhéimer. Bega Pharmaceuticals planificaba el inicio, en este mismo 2017, de un ensayo clínico con enfermos tratados con el suplemento.
Escribá y Busquets llevaban más de una década investigando las propiedades anticancerígenas del Minerval. El primero, se declaraba su inventor. El producto estaba registrado por la empresa biotecnológica Lipopharma, con sede en Palma, y que, según información de la propia empresa, surgió como spin-off de la UIB. Su fundador, Escribá. Busquets era su socio. Desde la empresa aluden a un caso que está “judicializado” y dicen tener órdenes de no ofrecer datos sobre la investigación en curso.
En octubre de 2011, el Minerval obtuvo la designación de “medicamento huérfano” en Europa, por parte de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) para el tratamiento del glioma (tumores cerebrales malignos), pero carecía de autorización para su venta al público, tal y como estaban haciendo los profesores universitarios. El motivo: que, aunque desde mayo de 2013 se estaba ejecutando un ensayo clínico con pacientes –en dos hospitales del Reino Unido y en el Vall d’Hebrón de Barcelona– solo había concluido una primera fase y no todas las necesarias para demostrar que era un medicamento seguro y eficaz, requisito obligatorio para que contase con el visto bueno de la Aemps.
Desde el Instituto de Oncología del hospital catalán precisan que la fase 1 se cerró el pasado septiembre, que el ensayo estaba autorizado siguiendo todos los protocolos marcados por las autoridades sanitarias y que por tanto se trataría de un “fármaco experimental”. Es decir, no podía prescribirse a pacientes. Y, desde luego, menos venderse.

“Un hombre majísimo”

La policía ha contabilizado una quincena de denuncias de supuestas víctimas del engaño. Uno de los estafados, llegó a pagar 25.000 euros por adquirir Minerval para la cura de su hija. Lucía prefiere no denunciar: “¿Yo voy a denunciar a ver si me devuelven los mil euros?. Pues tampoco es eso. Sabía cuando lo pedí que a lo mejor no hacía efecto”. No se sintió engañada. “No puedo decir que a mi marido le haya ido ni bien ni mal. Escribá era un hombre majísimo y desde el primer momento lo dejó todo claro. Nos dijo que el cáncer de esófago no estaba en el ensayo clínico y no sabía si nos iba a ir bien. Nosotros nos arriesgamos a probar y a perder mil euros. Además, te cobraban, pero no era para beneficio de ellos, era para los proyectos de investigación”, se explica. Los científicos, según la policía, utilizaban presuntamente la Fundación Marathon, sin ánimo de lucro y registrada en Baleares (ver recuadro en la página 28), que “enmascaraba la venta del producto como una donación voluntaria de los familiares para la investigación, camuflando así lo que realmente era: la compra de una sustancia sin efectos curativos”.
Aunque la información policial apuntaba a que Minerval –un análogo sintético del ácido oleico, según describen sus investigadores– se elaboraba en las instalaciones universitarias, esta revista ha podido saber que la sustancia se producía en los laboratorios Medalchemy, ubicados en Sant Vicent del Raspeig (Alicante), y se vendía como producto químico, no como medicamento. Eso es, al menos, lo que asegura el catedrático Miguel Ángel Yus, de la Universidad de Alicante, quien aclara que en caso alguno se dispensaba a particulares, sino por los canales autorizados. Su versión, no se sostiene. Con su marido gravemente enfermo, Lucía supo de la existencia del Minerval por otros enfermos. “La cuñada de una conocida se lo está tomando hace dos años y le va muy bien. Esta chica nos dio el contacto de Pablo Escribá. Le escribimos y nos contestó. No nos engañó en nada. «Si es efectivo, no te lo puedo decir», nos dijo. A esta chica le iba muy bien, pero solo lo habían probado para el cáncer de cerebro”, asegura. | Sigue leyendo.

Calados de indignación

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NUNCA llueve a gusto de todos. A algunos les caen chuzos de punta sobre su cabeza, pero viven inmaculados, ni siquiera chispeados. “El que la hace, la paga”, es el resumen de Rajoy cuando le preguntan por tanto rana que hay en su partido, incluido el propio partido (no es una gaviota, es una rana disfrazada). Por su parte, Carles Puigdemont lo ha traducido a su idioma: “Todo el mundo debe responder sobre lo que le toca”. Al gallego se le ha olvidado añadir dos cosas: “Si le pillan” y “si no podemos impedirlo”. Y el catalán, haciendo un máster acelerado, ya ha aprendido a hablar de los corruptos de su partido sin citar su nombre, aunque le falta lo de “ese señor del que me habla” para pasar de nivel. Van los dos tan panchos sin mojarse el traje ni pisar un charco, mientras el resto estamos calados hasta los huesos. Calados de indignación. | Sigue leyendo.

El tío del ático chungo

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En mi nombre y en el de todos los columnistas de esta gran nación, ruego al Partido Popular que los descubrimientos de mangantes en sus filas se produzcan a cierta distancia temporal unos de otros. No damos abasto, querido Mariano, nos ponemos a hablar del último corrupto detenido, Ignacio González, y ya tenemos a uno nuevo señalado por el largo dedo de la justicia, Concepción Dancausa, delegada del Gobierno en Madrid, por culpa de unos terrenitos en cuya venta pudo meter, o no, el cazo. Igual acabaríamos antes disolviendo el PP, dado que el número de manzanas podridas con carné del partido se va incrementando de manera exponencial: recordemos que los propios populares tuvieron que desmantelar no hace mucho el capítulo valenciano de la secta porque se trataba, a todas luces, de una pandilla de chorizos que ni Alí Babá y los cuarenta ladrones.

Soy consciente de que una afirmación semejante sentaría muy mal en las filas del PP, desde donde se sigue insistiendo en que ningún partido político puede impedir que se les cuela algún cantamañanas. Tienen razón, pero es que en el suyo se cuelan a cascoporro, y los que están por encima de ellos nunca se enteran de nada y siempre aparentan sorpresa e indignación cuando la justicia se interesa por alguno de los manguis. No hay más que ver cómo se ha puesto Esperanza Aguirre al descubrir, ¡oh, cielos!, que ese Ignacio González al que le pasó la presidencia de la Comunidad de Madrid entre 2012 y 2015 le había salido rana, según su propia expresión. Ella dice que, a lo largo de su carrera política, ha nombrado a más de quinientos cargos, y que solo le han salido rana uno o dos (el más reciente, Paco Granados, ese hombre que, en un claro caso de justicia poética, pernocta ahora en el mismo presidio que él mismo inauguró cuando era alguien). Otras fuentes elevan notablemente la lista, pero ella no se da por enterada y se presenta siempre como la pobre víctima de un abuso de confianza por parte del gañán de turno. Hagamos como que nos la creemos: si un corrupto no debería ocupar cargos políticos de importancia, una persona con tan mal ojo para elegir a sus colaboradores también debería abstenerse de lo público. Es como lo de Rajoy con la Gürtel, cuando afirma no haberse coscado nunca de nada. Lo cual nos deja con la sensación de que o es tonto de capirote o es el jefe de la banda: sea cual sea el caso, no parece la persona más adecuada para dirigir una nación (ni una asociación de vecinos, ya puestos). Y todavía hay en el PP quien se escandaliza cuando lo llaman a declarar por el tocomocho de la Gürtel, cuando todos los desmanes se cometieron mientras él estaba al mando… Menos mal para el partido que Dios llamó a su lado a Rita Barberá antes de tiempo, porque si la alcaldesa eterna de Valencia llega a verse entre la espada y la pared, es muy probable que hubiese cantado la Traviata y el número de detenidos del PP se disparara aún más de lo que ya lo está haciendo.

Ignacio González fue, durante bastantes años, el tío del ático en Estepona. Cada vez que salía por la tele era por un asunto relacionado con el pedazo de apartamento que había adquirido en la Costa del Sol y que nadie sabía muy bien quién había pagado: a veces era su mujer, otras él, con sus propios ahorrillos, a veces una sociedad chunga con sede en el paraíso fiscal norteamericano del estado de Delaware… En cualquier caso, todo el mundo se preguntaba, como con la chica del 17, de dónde saca pa’ tanto como destaca. Y ahora resulta que lo del ático era peccata minuta, una fruslería sin importancia comparada con la ingeniería financiera de nuestro hombre. Ahora ya sabemos que chupó lo que pudo del madrileño Canal de Isabel II, que hizo unas extrañas inversiones en Sudamérica –su compadre brasileño ya está en el trullo– y que despistó del erario público una suma por determinar que oscila entre los 30 y los 60 millones de euros, puede que más. También nos hemos enterado de que era el feliz titular de una cuenta en Suiza, y supongo que a lo largo de los próximos días irán apareciendo nuevas mangancias que situarán a González a la misma altura económica (y moral) de Félix Millet y Júnior Pujol.

Yo diría que comparte con esos dos prohombres la codicia. Si se hubiesen parado a tiempo, puede que la ley ni hubiese detectado sus trapisondas. Pero tiene que haber algo en el latrocinio que te convierte en uno de esos jugadores de casino que nunca ven llegada la hora de irse a dormir. La necesidad perentoria de seguir trincando es superior a cualquier tipo de prudencia. Y, tal vez, como los asesinos en serie, buscan inconscientemente su detención para que, por fin, alguien los pare y puedan descansar.

Ignacio González (Madrid, 1960) se ha tirado toda su vida en la administración pública. Puede que al principio fuese un probo funcionario, pero en algún momento del camino se dio cuenta de que el principal objetivo de la política era forrarse, como dijo en su momento Eduardo Zaplana, que también figura actualmente en la lista de adláteres y amigotes de nuestro hombre (junto a ese ejecutivo de una constructora al que la reina Letizia definía como su “compi-yogui”). Ahora veremos qué ocurre con la señora Dancausa. O con el detenido de turno que puede aparecer entre que escribo estas líneas y ustedes las leen.

Mariano, muchacho, ¡ponte las pilas! Si no lo haces por España o por el partido, hazlo por ti mismo. Si es que quieres conservar ese lugar de privilegio que te ha otorgado tu jefa, la señora Merkel, aprovechando que con el brexit se ha quedado una silla libre entre las principales naciones de Europa. Créeme, Mariano, no te conviene que la señora Merkel se entere de que el PP es una casa de tócame Roque: ella te quiere porque eres obediente, y si te dice que recortes, tú recortas; en Bruselas se te aprecia –y hay hasta quien te considera un estadista de campanillas– porque haces siempre lo que te dicen y no te amotinas jamás; a tu extraña manera, justo es reconocerlo, la situación económica española mejora levemente, aunque para eso estemos todos los ciudadanos a la última pregunta (menos Ignacio González, claro está). Tu obediencia y tu mansedumbre ante los que mandan en Europa son muy apreciadas, pero imagínate que se propaga por el continente lo que ya sabemos todos los españoles; que tienes el partido hecho unos zorros e infestado de mangantes, y que solo ganas las elecciones porque tus votantes tienen alma de hooligans y la oposición es un asco. | Sigue leyendo.

Los sueños de los otros

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En la urbanización hay una extraña casa a la que pocos se acercan. Tiene la fachada amarilla y las contraventanas verdes, como la yedra que se come lo que se le ponga por delante; y se ubica al fondo de una calle sin salida. En ella vive un hombre huraño al que no lo quieren ni los gatos. No lo digo yo, pues no lo había visto, sino mis padres, a quienes les he oído contar que el viejo guarda en su jardín los sueños de los demás. Alguna vez les he preguntado su nombre, y su respuesta es advertirme sobre él y asegurarme que se le ha ido la cabeza. Natural; si roba sueños, debe de tener un gigantesco batiburrillo mental. 

Mis amigos de la urba suelen llegar hasta la intersección de la calle principal, e incluso a veces se adentran algunos metros, pero ninguno ha pasado de la mitad de la vía. Menos mal que no soy ningún cagueta y ejerzo de líder cuando me interesa. Hoy les he propuesto conocer al “ladrón de sueños” –a quien no sé por qué me ata un sentimiento de compasión más que de curiosidad ya que, sin conocerlo, me recuerda a mi abuelo–, y aquí estamos. Frente a la fachada amarilla y la enredadera que se cuela por las ventanas abiertas. 

–¿Veis algo raro? 

–De cerca no da miedo –coinciden todos.

Resuelto a vivir la aventura me lanzo hacia la valla y me encaramo para ojear el jardín, pero las arizónicas están tan crecidas que tengo que conformarme con otear a través de ellas. Entonces descubro al anciano junto a un hombre de uniforme. Es tal y como lo han descrito mi padres: mayor, de pelo canoso y piernas torpes; en cambio, su acompañante es muy joven. Su ropa parece la de un guarda de seguridad, aunque por sus gestos diría que son familia. De pronto se toman del brazo y ahí resbalo y voy al suelo. 

Decido compartir lo visto con mis amigos y, cuando voy por la mitad, uno señala hacia la casa: “Ahí está, junto al tío, en el balcón”. Tras un rato juntos, el anciano se mete dentro y el joven se queda fuera. “Le va a dar una insolación”, porque media hora después sigue en el mismo sitio. 

Aburridos, nos marchamos cada uno a nuestra casa. 

Yo no he dejado de pensar en el ladrón de sueños ni en su nieto o lo que sea; de modo que antes de ir al instituto me doy un garbeo por la casa, donde descubro al mismo chico, ahora con uniforme de bombero. ¿Habrá pasado algo? ¿Un fuego? ¿Una inundación? 

El resto del día no dejo de dar vueltas a la de desgracias que pueden producirse en una vivienda, pero en la urba no ha sucedido nada raro. Por la tarde vuelvo a pasarme y ahora el chico viste de paracaidista. Esto empieza a resultar cosa de broma. 

Durante una semana he visitado la casa del ladrón de sueños para comprobar cómo el joven va cambiando de uniforme; en cambio, sus posturas son siempre iguales. Mosqueado, no solo he vuelto a trepar por la valla, sino que he escalado sobre las arizónicas, y desde lo alto de ellas he podido observar al detalle el jardín. En él, junto a setos secos y rosales sin flor, la hierba está sembrada de gorras y cascos militares, pantalones y guayaberas, brazos y piernas descuajeringadas, cabezas de ojos como platos… Entonces comprendo lo que cuentan mis padres: son restos de maniquíes que soñaron con ser hombres. | Sigue leyendo.

Los nombres de las cosas

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NI DESPUÉS de sus innumerables heridas en batallas navales históricas, el almirante Blas de Lezo (Pasajes, Guipúzcoa, 1689-Cartagena de Indias, Nueva Granada, 1741) hubiera imaginado que su apellido acabaría dando nombre a una operación policial en el siglo xxi. Uno de esos tantos nombres de extrañas resonancias, analogías discutibles y sonoridades pluscuamperfectas, escogidos al azar o en conciencia, con los que los jueces, la UCO, la UDEF, por separado o en compañía, deciden bautizar sus trabajos. Creo que todo empezó con la operación Nécora, allá por 1989. El juez Baltasar Garzón estaba a los mandos en la ría de Arosa, y fue el primer golpe importante al narcotráfico gallego. Por cierto, de su operativa y ejecución, el entonces director general del Cuerpo Nacional de Policía, José María Rodríguez Colorado, se enteró en un plató de televisión, en directo, mientras era entrevistado por Jesús Hermida. La cara del añorado Colo nunca se me olvidará. Gürtel, Púnica, Lezo… Madrid y sus aledaños, es decir, toda España, están repletos de nombres extraños que la gente ya está utilizando como metonimias metahistóricas. Las nécoras eran conocidas, pero me consta que bajó su consumo por culpa de asociarlas con los narcos. Me lo decía apenada, poco después de la operación, una pescatera de la plaza de Lugo de La Coruña (ruego entónese la frase con acento gallego): “¿Pero qué le han feito as nécoras al don Baltasar ise?”. ¿Qué le ha hecho Blas de Lezo a la UCO? | Sigue leyendo.

Un Don Pelayo socialista

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Ya está el PSOE en plena lucha por saber quién acaba dirigiendo el partido en su paseo por los infiernos. El entusiasmo de los candidatos podría hacer pensar que el final del túnel está cerca, cerquísima, pero que nadie se engañe, es solo vocación política a fuerza de bombas que tienen los tres aspirantes. Quizás porque la solución a sus problemas no está en la organización, ni en sus dirigentes ni en sus militantes, sino en la sociedad, que necesita despejarse un poco más de los socialistas. Rubalcaba, que intentó no quemar a nadie más en el poszapaterismo durante la mayoría absolutísima de Rajoy, dijo en su momento (o lo pensó en voz alta) que por lo menos faltaban dos secretarios generales para que el PSOE levantara cabeza. Y va uno, así que el siguiente tiene un camino difícil y más efímero de lo que él/ella piensa a la hora de pedir avales. Es importante dar la cara, y que lo hagan tres pesos de mucho nivel del partido habla bien del adn del socialismo español, pero no hay que ser ingenuos y pensar que el ganador será Don Pelayo y que, encima, llegará a las puertas de Granada en un santiamén. Entre el rey asturiano y los Católicos y Boabdil hay un montón de personajes.
Lo que van a votar los militantes socialistas es el futuro inmediato de su partido, no el de España, pero es inevitable que la confrontación de ideas entre los candidatos supere la organización y se meta en todos los líos que encuentre. Sobrevolará esta minicampaña, por supuesto, la abstención para Rajoy y todos sus efectos colaterales, anteriores y posteriores. Por ejemplo, si es verdad que Pedro Sánchez le impuso condiciones a Pablo Iglesias que el morado no pudo aceptar o fue Iglesias el que hizo inviable cualquier pacto para permitir la mudanza de Rajoy de La Moncloa. Y si los socialistas ya pueden quitarse los dedos de la nariz por aquella votación o las cuitas internas van a mantener el hedor para tirar de él a conveniencia. Ya han salido a la palestra grandes temas, como Cataluña, y sin apenas esfuerzo hemos descubierto que después de tantos años, el PSOE no tiene claro lo de nación, nación de naciones, derecho a decidir, elecciones plebiscitarias, referéndum ilegal… Mal empezamos. | Sigue leyendo.


Silicosis: condenados a asfixiarse

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El informe de la mutua Asepeyo lo deja claro en cada uno de los historiales médicos de los trabajadores: la silicosis en grado 1 que padecen requiere la “abstención de exposición a polvo de sílice”. Sin embargo, en unos días cuatro de los seis trabajadores de la empresa Alcorereña de Cocinas y Escaleras se pueden ver obligados a volver a su empleo. Los otros dos, con contratos temporales, no cobran baja ni tienen un puesto que les reclame. Son marmolistas, la mayoría no ha trabajado en otra cosa en toda su vida. A consecuencia de operar con aglomerado de cuarzo (material muy utilizado para fabricar encimeras de cocinas que se comercializa mundialmente bajo diferentes marcas: Silestone, Quarella, Compac, Caesarstone y otras) han contraído una enfermedad profesional pulmonar, crónica, incapacitante y hasta mortal. 

Los tribunales médicos que cada uno de ellos ha pasado les han negado la incapacidad permanente parcial que les daría derecho a una pensión al no poder desempeñar su oficio por motivos de salud, aunque sí podrían trabajar en otros sectores. Tampoco les han dado la indemnización que les correspondería por haber enfermado en el desarrollo de su profesión. Han llevado sus casos a los tribunales y quieren denunciarlo públicamente para que se diga, alto y claro, que trabajar con este material es peligroso y causa muertes tempranas. 

Roberto Estévez, de 34 años, entró a trabajar con 16 escasos en el sector del mármol como aprendiz, ha llegado a ser encargado de la empresa Alcoreña de Cocinas y Escaleras. Asegura que es lo único que sabe hacer, y lo confiesa con el pesar de saber que su salud ya no le permitirá continuar. Lleva 17 meses de baja, como sus cinco compañeros, que, como él, tienen silicosis en grado 1. El diagnóstico pesa sobre estos operarios como una losa. “Nos hacíamos reconocimiento médico cada año, con placas de tórax. Siempre salían bien, y de repente nos dicen que tenemos silicosis. Algo habíamos oído de casos en Cádiz, pero no sabíamos qué era esto ni que nos podía pasar”, explica Roberto Estévez. 

Ni siquiera los médicos de la mutua sabían de ese mal, que solo se veía en las cuencas mineras del norte de España. “La empresa de prevención de riesgos laborales nos daba la información con cuentagotas. Nadie nos advirtió de los riesgos, ni fabricante, ni mutua, ni los de prevención ni inspectores…”, añade este encargado. Su capacidad pulmonar se ha reducido en un 40 por ciento; sabe que no hay cura para su mal y que, si vuelve a trabajar, empeorará rápida y fatalmente. El día 28 de mayo se le acaba la baja. “Si no se reincorporan, los despiden y ya no les reconocen los daños, como les ha ocurrido a dos compañeros que estaban como eventuales”, apunta Damián López de Vega, representante de los trabajadores. Como graduado social lleva la reclamación laboral de estos operarios. “Tengo el caso –añade– de una persona que es sordomuda que sabe que tiene silicosis y sigue trabajando porque le falta poco para jubilarse. Es muy duro”.

 

Mármol o paro

Sin incapacidad laboral, ni indemnización ni preparación para trabajar de otra cosa, saben que les será difícil colocarse. En El Viso del Alcor el paro alcanza al 27 por ciento de la población activa (en pueblos vecinos, como Utrera, llega hasta el 30 por ciento). “En el mármol hay trabajo, mucho, pero allí no vuelvo. Incluso sin exponerme al polvo es muy posible que la silicosis vaya a más. El neumólogo dijo que un alto porcentaje evoluciona a peor”, asume Roberto Estévez.

 Familiares expuestos 

Todos recuerdan cómo iban a almorzar con la ropa de trabajo, llevaban la misma mascarilla semanas enteras y la obviaban cuando era insoportable. Lo de trabajar envueltos en una nube de polvo, dicen, era lo habitual. Ahora, conscientes de las consecuencias, se llevan las manos a la cabeza. “Pero es tarde –dice Jonatan Navarro, el más joven de los seis–. Con 28 años y casi no puedo coger a mi hija pequeña en brazos, me ahogo al hacer cualquier esfuerzo o subir dos tramos de escalera. El neumólogo me dijo que tengo los pulmones de un hombre de 50 años; yo, que nunca he fumado. ¿Qué pasará cuando cumpla esa edad y respire como un anciano?”, se pregunta. 

Él tiene el agravante de que era trabajador eventual: en el momento de detectarle la silicosis no estaba contratado, y la mutua se acoge a ello para no reconocerle la vinculación profesional, a pesar de haber estado diez años en el sector del mármol. “Me trataban de neumonía, venga antibióticos…, hasta que con el diagnóstico de un compañero insistí y me hicieron una biopsia y encontraron sílice en mis pulmones. El médico de la mutua me dijo: «Tienes silicosis, pero no te preocupes, no vuelvas más al mármol». Con mi novia embarazada de siete meses, ¡cómo no iba a preocuparme!”, añade. 

No ha cobrado nada durante la baja. Explica que ha podido comer, pagar la hipoteca y mantener a su hija porque su pareja trabaja. “Si no, habría acabado desahuciado”, admite. El tribunal médico, el pasado 17 de abril, no le reconoció incapacidad. “Comentaba que me ahogaba, el médico respondía que hiciera ejercicio y que usara broncodilatadores; decía que me canso, y contestaba que no estoy para correr una maratón y que me pusiera a estudiar”, recuerda. | Sigue leyendo.

Diez años sin Maddie

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El 3 de mayo se cumplen diez años de la desaparición de Madeleine McCann, cuando tenía cuatro años. El suceso conmocionó al mundo. La familia McCann, compuesta por Gerry y Kate, médicos de profesión, su hija Madeleine y sus dos hermanos mellizos pequeños, Sean y Amelie, se alojaba en un apartamento del complejo turístico Ocean Blue, de Praia da Luz, en la región del Algarve (Portugal). Madeleine tenía una pequeña mancha en su ojo derecho, un coloboma o fractura de iris desde la pupila hasta el borde del ojo.
Aquella noche el matrimonio británico dejó a los tres niños durmiendo en el apartamento y se fueron a una cena con otros siete amigos a un restaurante llamado Tapas, dentro del mismo complejo, ubicado a unos cien metros. A pesar de que el hotel ofrecía servicio de niñera por treinta euros, los McCann decidieron no contratar a nadie para esas horas.
Gerry, el padre, acudió a las nueve de la noche para ver si los niños estaban bien y los encontró durmiendo plácidamente. Media hora después fue Kate, pues el matrimonio se turnaba en la vigilancia de los menores, y comprobó que faltaba Madeleine. Entonces Kate se dirigió al restaurante y alertó a sus acompañantes gritando “se la han llevado”. Según su testimonio, la puerta del apartamento y la ventana estaban abiertas de par en par.
La policía portuguesa recibió el aviso a las diez de la noche. Mientras los clientes y el personal del hotel buscaban a la niña, se bloquearon los pasos fronterizos con España y los aeropuertos y puertos.
En la búsqueda de las primeras horas intervinieron 180 agentes portugueses y un helicóptero, sin resultados. El caso de Madeleine adquirió fama mundial tanto por la campaña mediática como por el apoyo de famosos como la escritora J. K. Rowling o el futbolista David Beckham.
Los investigadores, que trabajaron al principio con la hipótesis del secuestro, fueron abriendo otras posibilidades y el 6 de septiembre de aquel mismo año se declaró sospechosos a los padres de Maddie.
La policía portuguesa basaba su acusación en que uno de los perros traídos por Scotland Yard había detectado olor a cadáver en el apartamento y en las ropas de Kate. También advirtieron contradicciones en los testimonios de los presentes en esa cena sobre las horas que decían los McCann.
Un examen de la policía científica determinó que tanto en el coche alquilado por la familia como en el apartamento, había restos biológicos de la niña y además se encontraron restos de sedantes en las fibras capilares de Maddie recogidas en el asiento del coche. Los padres siempre negaron que sedaran a sus hijos.
El 9 de mayo la Interpol inició una alerta internacional, que llevó a los agentes hasta Marruecos, Chile, Estados Unidos, Paraguay y España, donde se investigaron diez posibles pistas, que resultaron todas ellas falsas.

Hipótesis variadas

Las hipótesis policiales fueron varias, desde un pederasta hasta una organización criminal dedicada a la adopción ilegal de niños, pasando por la muerte de la pequeña por la ingesta de medicamentos para dormir, tomados de manera accidental o proporcionados por sus padres.
La semana pasada, Colin Sutton, inspector jubilado de Scotland Yard, declaró a Channel 7, una televisión de Australia, que “hay un empleado dentro del complejo Ocean que tiene alguna información o conocimiento que puede ser de ayuda”. También reveló que entre 2004 y 2010, en un radio de 60 kilómetros del lugar donde se hospedaban los McCann, se registraron una docena de crímenes en las que un intruso penetró en propiedades donde se alojaban turistas británicos y en seis de esos casos se atacó sexualmente a menores en sus camas. Estos datos nunca se difundieron públicamente porque hubieran dado mala publicidad al lugar como destino vacacional de turistas.
Este mismo investigador de Scotlan Yard también dijo sobre la desaparición de Maddie que “el terreno es lo suficientemente grande como para dificultar la búsqueda. Aun cuando se pusieran en marcha todos los recursos disponibles para las policías portuguesas y británicas, podrían pasar años y aún no sabríamos si buscamos en todos los sitios posibles”. Gonzalo Amaral, policía portugués que llevó la investigación, apuntó en la misma entrevista que “el matrimonio sigue siendo sospechoso porque hay pistas de que el cuerpo fue escondido”, pero los McCann abandonaron Portugal unos meses más tarde del suceso y la policía desistió de continuar la acusación inicial. | Sigue leyendo.

Comisarías que dan pena

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Por la ventana de unas dependencias policiales de Madrid se ve deambular indolente a una manada de gatos. En un rincón del complejo, donde crecen malas hierbas, los agentes les ponen pienso y agua. Si proliferan, mejor. “Preferimos engordar gatos que cebar ratas”, sentencia, estoico, un veterano.
La rata y su indeseada prole se están haciendo asiduas de las comisarías más decrépitas entre los 700 inmuebles que tiene el Cuerpo Nacional de Policía (CNP). Destaca por su deterioro el edificio de la calle General Mayandía, en Zaragoza, comisaría principal y gran refugio de roedores. El Periódico de Aragón contó el 1 de marzo que uno ellos se coló en un coche del Grupo de Operaciones Especiales y se comía sus plásticos.
En Madrid, fuentes del CNP aseguran que siguen viendo ratas en los barracones policiales de la Casa de Campo, pese a que, desde octubre de 2016, se trata de controlar la plaga y que no se extienda a los caniles de las estrellas de la unidad canina, haciéndoles la vida más perra. 
Las ratas son máxima expresión del deterioro de los edificios policiales en España, del que levantan acta las fotos de este reportaje, realizadas por policías y funcionarios auxiliares. En la comisaría zaragozana han retratado ventanas tapadas, aseos intocables y cuadros eléctricos desventrados. Fuera, se acordonan espacios para que a los vecinos no les descalabre algún cascote. Y dentro, un andamio de 70 metros intenta evitar parar los derrumbes. Allí trabajan 650 policías.
Sus compañeros de Salamanca se inquietaron cuando, hace mes y medio, un pedazo de techo se desprendió en el aparcamiento de su comisaría. No es la primera vez que ocurre en el edificio, inaugurado en 1982. Hace dos años, Interior tuvo que arreglar las cornisas por desprendimiento de cascotes.
Pero no es ese el mayor peligro potencial en aquella comisaría, sino el módulo hospitalario de detenidos que custodian los policías. “No reúne condiciones mínimas de seguridad”, asevera un agente salmantino. Por no tener camas adaptadas, una vez un delincuente arrancó el portagoteros y lo usó como arma. Además “las luminarias son simples fluorescentes, y se pueden usar como arma o para autolesionarse”.

Candidatos al reuma

El deterioro de las instalaciones es queja eterna de los agentes. Este invierno, los alumnos de la Escuela Nacional de Policía volvieron a ducharse con agua fría, como otros cursos, por fallo en los calentadores. La academia –que está en Ávila, una de las ciudades más frías de España– no ha visto arreglos de importancia desde los ochenta.
Tampoco los ve la comisaría de Tui (Pontevedra), metáfora ibérica de la crisis. Allí trabajan 40 policías; un tercio son portugueses que persiguen el narcotráfico. Lusos y españoles comparten enormes manchas de una humedad tan intensa que empapa un emblema de la Polícia de Segurança Pública, fotocopiado y fijado con celo a la pared. Entre las manchas aún se lee su lema: “Pela Ordem e Pela Pátria”.
En la otra punta del país, en Alcantarilla (Murcia), el problema es el espacio. Se cruzan denunciantes y denunciados en la oficina de denuncias, junto a la del DNI, y ante la sala de espera de los ciudadanos. Dentro, faltan vestuarios para las agentes, y sus compañeros se cambian en un pasillo.
El mismo problema hay en la Jefatura Superior de Murcia. Es tan escaso el espacio que, para atender a una víctima de violencia de género con la intimidad que requiere, “hay que esperar a que se desocupe la sala de la Brigada de Policía Judicial”, cuentan desde allí. En Cartagena, la comisaría se ve flamante de fachada, pero por dentro sufre del intestino: un tercio de sus baños están obstruidos porque a alguien se le ocurrió verter por las bajantes el hormigón sobrante de la obra.

Olor nauseabundo

La comisaría en el distrito madrileño de Ciudad Lineal no aparenta más vejez que el resto de los edificios del barrio, si no fuera por el olor de sus servicios. Al comienzo, el problema se limitaba a los inodoros, pero la pasada primavera el aroma se extendía ya irritantemente por las oficinas. Inspectores del servicio de Prevención de Riesgos Laborales visitaron el lugar en mayo, hace un año. Su informe es una curiosa pieza en la que el lenguaje administrativo queda desbordado al enumerar “el fuerte hedor en casi la totalidad de la Dependencia, olor nauseabundo y el mal estado actual de todos los aseos, toallas de tela, pastillas de jabón, grifos rotos o ausencia de los mismos en algunos baños, careciendo de dispensadores de jabón o toallas individuales o seca manos”. Los inspectores exigían un saneamiento que no se ha realizado.
El deterioro de los lavabos integra por sí una especialidad, un capítulo propio. “Nadie nos dijo en la academia que íbamos a trabajar en lugares tan lujosos”, bromea un miembro de las patrullas madrileñas de seguridad ciudadana. Pero tampoco figura en su contrato la obligación de lavarse las manos con agua de color marrón. En enero de 2016, una nota informativa del Sindicato Unificado de Policía (SUP), mayoritario en el cuerpo, distribuida en la sede policial del barrio de Canillas se titulaba: “El agua: ¿¿Incolora, inodora e insabora??”, y lamentaba el inquietante ocre oscuro del líquido que salía por los grifos “de todas las plantas del edificio”. Así comenzaba 2016, y ya va avanzado 2017 sin que, tras una limpieza de los aljibes y la promesa de que se revisarían las cañerías, el agua de Canillas salga sin color, olor y sabor.

Obras millonarias

Ramón Cosío, portavoz del SUP, califica de “precarias e inadecuadas” las instalaciones donde trabajan sus compañeros, “muchas veces carentes de un mínimo mobiliario”. En Mataró, por falta de estanterías, un cerro de cajas de cartón se guarda entre rejas, en un calabozo. Más que una colección de atestados, parecen los enseres de un enfermo de síndrome de Diógenes.
Para arreglar estas cosas, “se encargan obras nuevas, estéticamente vistosas, pero que no son operativas –relata Cosío–. No se vela por su correcta ejecución”. En su opinión, Interior tendría más presupuesto para mejorar instalaciones “si acometiera la renovación del modelo policial español, optimizando recursos humanos y materiales”.
No faltarán optimistas que en la decrepitud –cuando no la cutrez– de las comisarías vean, más que un mal, una oportunidad: hay mucho que arreglar. Con un grupo de contratas que alcanza los 20,1 millones de euros, Interior se ha convertido en uno de los ministerios más licitadores en lo que va de año. Un portavoz del departamento asegura que “la voluntad del ministerio es trabajar para revertir la situación de determinadas comisarías y mejorar las condiciones materiales en que trabajan los policías”.
De eso hablan los boletines oficiales. La licitación más sustanciosa acaba de atravesar el crucial meridiano de la apertura de plicas. El pasado 27, la División Económica y Técnica de la Policía conoció las ofertas de empresas para hacerse cargo del “mantenimiento preventivo, correctivo y técnico-legal en inmuebles”, un concurso de nueve lotes y un montante de 10.198.775 euros que emprende el arreglo de edificios policiales en La Rioja, Huesca, Jaén, Málaga… y otras 20 provincias. | Sigue leyendo.

Patxi López “El PSOE puede desaparecer, y a algunos les importa poco”

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Algunas consecuencias del esfuerzo que estos días está haciendo el vizcaíno Francisco Javier López Álvarez se ven en su cinturón, que ha retrocedido un par de agujeros. Adelgazan mucho los 32.000 kilómetros que lleva recorridos en coche. Cuando termine la campaña, habrá superado los 50.000. Y con el presupuesto más corto de las tres candidaturas rivales. “Mi primer viaje de campaña, hotel y avión a Canarias, me lo pagó mi mujer”, cuenta. 

¿Cómo se hace una campaña de primarias con solo 20.000 euros?

Pues yendo a las casas del pueblo a hablar con los militantes y volviéndote a casa a dormir. No hemos tenido que alquilar grandes espacios, ni poner grandes megafonías, ni fletar autobuses. Yo voy con el coche, y me vuelvo a casa aunque a veces llegue a las dos de la mañana. Hacerlo así te permite contactar con muchos más militantes que en un gran mitin. 

En estas primarias se dirime si el partido ha de ser de los militantes o de los votantes. ¿Qué le conviene más al PSOE?

El partido es un instrumento de la sociedad, el instrumento de los progresistas, de los más humildes, de los que no tendrían voz sin nosotros… Pero, cuando elegimos cargos orgánicos, deciden los militantes.

Ya, pero ¿a quién debe dirigirse más el PSOE, a los militantes o a los votantes?

Lo primero que tiene que hacer el partido es ilusionar, que sus militantes se vuelvan a reconocer en el proyecto, y, con eso, volver a salir a la calle a definir una nueva esperanza para este país. Con una militancia enfadada o deprimida por lo que hemos hecho, tienes poco recorrido. Primero debemos representar a los nuestros, redefinir la O de nuestras siglas en el siglo XXI.

¿Quiénes son hoy la O del PSOE?

En la O están los trabajadores y trabajadoras, los parados, las mujeres discriminadas, los jóvenes con la esperanza rota, los mayores que temen por su pensión… Pero también los empresarios que arriesgan patrimonio para crear riqueza, y los autónomos, y las clases medias. Es un espectro mucho más amplio que el de la O que existía en el xix. Hoy la revolución se hace a través del Boletín Oficial del Estado.

La izquierda capaz de cambiar cosas contra “la izquierda de pancarta”. Así apoda al socialismo de Benoît Hamon, arrollado en las elecciones francesas…

Cuando los socialistas hacen políticas similares a las de la derecha, o simplemente ponen parches a las políticas neoliberales, su electorado les abandona. Pero cuando nos vamos al otro extremo, a una izquierda pura pero irreal, que no da confianza ni seguridad, no nos sigue nadie. Se ha demostrado en Francia, y pasa ahora en Gran Bretaña. Debemos ser alternativa clara. No estamos para sacarle las castañas del fuego al PP, pero tampoco para irnos a un izquierdismo infantil en el que no nos siga nadie, o buscar alianzas ciegas con Podemos. Lo digo en el libro que acabo de publicar (La izquierda necesaria. Catarata): la socialdemocracia puso en marcha el estado del bienestar, uno de los mejores inventos de la humanidad, que permitió a millones de personas cruzar el puente de la marginación y la pobreza. E hizo un pacto con el capital para que sostuviera ese sistema, y se echó a dormir creyendo que estaba todo hecho. Y cuando los lobos comenzaban a comerse a las ovejas, no había un proyecto para hacerles frente. Pues bien, necesitamos definir ese proyecto.

Sé que a no le gusta descalificar al rival, pero acépteme un par de preguntas malintencionadas ¿Qué porcentaje de gente de Podemos cree que va a los mítines de Pedro Sánchez?

(Risas). No lo sé. Alguno parece que ha sido reconocido en esos actos. Pero imagino que Pedro fundamentalmente llevará a militantes y simpatizantes. Yo, frente a ese tipo de actos que hacen Pedro o Susana, que es convocar a los militantes para que aplaudan y agiten banderas, prefiero hacer algo distinto: ir a las casas del pueblo y hablar con los militantes. Y sobre todo escuchar. No vale con decir: “¡Es la hora de los militantes!” y llevarlos a un sitio, soltarles lo que te dé la gana y largarte.

¿Qué porcentaje de gente del PP se sentiría reconfortada con una victoria de Susana Díaz?

(Se ríe otra vez). No creo que nadie del PP votaría a un candidato o candidata socialista. También es verdad que ha habido encuestas que dicen quién es el que más apoyo tendría entre los votantes del PP… Pero sería un error que en estas primarias nos limitáramos a debatir entre pedrismo, pachismo y susanismo. La disyuntiva no es entre un partido ganador y uno irrelevante. Nadie en el PSOE quiere un partido irrelevante. La disyuntiva es cómo lo conseguimos. Yo he oído que hay que llevar el partido al centro, y eso me parece un error, porque es desplazarlo a la derecha, y así nos va. Y he escuchado decir que el objetivo ha de ser pactar con Podemos. Yo lo que quiero es recuperar lo que se nos fue a Podemos, no buscar una alianza a ciegas con quien, cada vez que hay un asunto fundamental, vota con la derecha. Hubo una oportunidad de que no gobernara Rajoy, y votaron en contra. Y en Castilla-La Mancha Podemos ha votado con el PP contra los presupuestos más sociales de los últimos años. 

Veo que no secundaría la moción de censura de Podemos.

La iniciativa de Iglesias es pura hipocresía. Él tuvo en sus manos sacar a Rajoy del Gobierno hace un año, y él lo impidió, porque creía que podía superar al PSOE en una segunda vuelta. Que no engañe a la gente: es puro oportunismo; quiere irrumpir en el proceso de primarias del PSOE. ¿Con quién quiere pactar la moción? ¿Con Ciudadanos, con los independentistas? ¿Con qué candidato, con qué programa? Humo.

 Para tanto camino en coche, Patxi López se está llevando un libro electrónico lleno de novelas negras y un iPod con 22.333 canciones. Ahora suele escuchar cosas como el Mira cómo vuelo, de Miss Caffeina, y el pop medio punk del grupo británico Rationale. Música de fondo mientras ojea las redes sociales, llenas de cuchillos. López se duele de las descalificaciones. Le irrita que le hayan llamado traidor compañeros “que aplauden a otros que han hecho lo mismo que yo. Me llama la atención el nivel de agresividad, de descalificación, que hay en el partido. Eso no lo había vivido nunca. Esto de que haya quien tache a compañeros de fachas… que se diga quién es bueno y quién es malo… no forma parte de mi cultura socialista”

Esa crispación, ¿cuántos amigos le ha costado?

Amigos, ninguno. Compañeros, algunos. 

¿Cuándo se jodió el PSOE?

Pues hace tiempo, pero no sé en qué lugar del camino perdimos el compañerismo y la fraternidad. Quizá con la crisis.

¿Qué es lo más preocupante que ha oído a los militantes estos días?

Algunos quieren estas primarias para matar a Pedro o matar a Susana, pasarles factura. Yo lo que pido es que votemos todos para salvar al PSOE, que es lo que está en juego. Debemos votar para unir, no para romper. Ser conscientes de qué hemos hecho mal, pero no para cobrarse cabezas; así nos desangraríamos todos. Y al día siguiente, si soy yo el secretario general, será el día de llamar a los otros candidatos y decir: “Se acabó la broma; vamos a ver cómo sumamos, en una ejecutiva que puede ser compartida”. Y si no salgo elegido, llamaré al que lo sea para decirle: “A tu disposición, porque vamos a sumar”

Otra gran cuestión que dirimen estas primarias, si el PSOE se parte en dos o tres trozos…

Hemos hablado del mal ejemplo de Francia, pero también podemos hablar del de Alemania. Martin Schulz ha levantado al SPD del 18 por ciento en las encuestas a estar peleando casi por encima de Merkel. Y lo consigue con un proyecto claro, nítido, pero también porque tiene al cien por cien del partido detrás. Un partido dividido es un partido que va al suicidio. En el PSOE la unidad no es opción, es una obligación.

¿Lo más alentador que ha oído a los militantes?

Pues una actitud silenciosa, que no aparece tanto en los medios y en los grandes actos, pero es la actitud de la inmensa mayoría de los militantes: no quieren la fractura, el choque de trenes, no quieren su vida rota, porque, en el fondo, para un militante socialista el partido no es un hobby de fin de semana, sino algo en lo que han depositado su vida. Lo más dramático que he oído estos días me lo dijo una señora ya mayor, en Galicia, que me contó que su padre lloró viendo en la tele aquel comité federal... y que eso no nos lo va a perdonar. No teníamos derecho a hacer aquello. Yo, en las agrupaciones, cuando me veo con los militantes, les pido perdón, porque todos los dirigentes fuimos responsables de aquello. Si nos enfrentamos entre nosotros, ¿cómo nos vamos a enfrentar a la derecha? Si nos chillamos entre nosotros, ¿quién nos va a escuchar? | Sigue leyendo.

La diplomacia secreta del senador Agramunt

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Que el Consejo de Europa ya no es lo que fue está claro. El garante de la democracia y los derechos humanos en el continente atraviesa su peor momento desde su creación, en 1949, salpicado por escándalos de corrupción de algunos de sus miembros. La falta de credibilidad que arrastra el organismo europeo –independiente de la Unión Europea y formado por 47 países– se debe esencialmente a dos acontecimientos, y los dos, protagonizados por un español: el senador del PP Pedro Agramunt, presidente desde enero de 2016 de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa (PACE, en sus siglas en inglés), de la que es miembro desde 2000.

El pasado 20 de marzo aterrizaba en Damasco, la capital de Siria, un avión militar ruso lleno de representantes de la Duma (parlamento). Iban también dos españoles y un belga: Pedro Agramunt, senador del PP desde 1993 y presidente de la PACE; el diputado catalán Jordi Xuclà, del PDeCat y portavoz de los Liberales en la PACE; y el también liberal belga Alain Destexhe. El político ruso Leonid Slutsky, amigo desde hace años del senador español Agramunt, condujo a los tres europeos ante el dictador sirio Bachar Al Asad, con quien se entrevistaron durante tres horas. 

No han trascendido ni el contenido ni los objetivos de la reunión. Ni la PACE ni el Gobierno español estaban informados de las intenciones de Pedro Agramunt y del catalán Xuclà, que han declinado hacer declaraciones a esta revista. Una reunión secreta con el dictador sirio en plena guerra sin que responda a una labor diplomática no parece tener ningún sentido, salvo que lo que se pretenda sea colgar fotos con Al Asad en Facebook, como ha hecho el ruso Slutsky. 

Quince días después de la misteriosa visita a Siria, el régimen de Damasco perpetró un ataque con armas químicas contra la población, en el que murieron 70 personas.   

La Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa puso el grito en el cielo en cuanto se enteró del desafortunado encuentro con el dictador sirio de sus tres representantes sin que hubiera sido previamente consultada. Centró sus reproches en Agramunt, su máximo dirigente. La semana pasada, el senador dio vagas explicaciones y pidió disculpas: “Ha sido un error y lo reconozco tras haber visto las consecuencias”, pero no explicó el motivo real de su viaje.

Alegó Agramunt en la Asamblea del Consejo de Europa que había ido a Siria como representante del Senado español. Sin embargo, desde la Cámara Alta y el Grupo Popular se ha desmentido a Agramunt, según confirman a interviú fuentes del Senado. No obstante, el PP no dio las explicaciones que pedía el senador de Compromís Carles Mulet, la semana pasada. “Lo que procede –dice Mulet a esta revista– es sin duda que Agramunt dimita como senador y que los españoles obtengamos explicaciones de por qué realizó ese viaje en nombre del Senado en un avión militar ruso”. 

En la PACE, incluso los miembros del Partido Popular Europeo han pedido la dimisión de Agramunt, y parece que esta será inminente.  Por su parte, Jordi Xuclà, en declaraciones a Europa Press, ha explicado porqué no avisó de su viaje ni al Gobierno ni a la PACE: “No creí que debiera hacerlo”. Y añadió:  “Aproveché para decirle [a Al Asad] que estábamos ante una situación de violación de los derechos humanos y que la solución en Siria pasaba por un Gobierno sin su presencia”.| Sigue leyendo.

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