
Le vienen dando por ahí mucha crítica a Edurne, porque ha quedado entre las últimas, en esa cosa reciente de Eurovisión. Pero yo creo que Edurne ha triunfado. Quiero decir que Edurne es una cantante solvente, y las cantantes solventes lo tienen entre mal y muy mal si las pones a competir en un escenario donde importa más el peinado despeinado que la afinación de oficio. Al show de Eurovisión le dan siempre muchas vueltas de promoción y especulación, como si fuera un Mundial del micro. Yo he visto este tinglado, a saltos de los años, y siempre me parece una Operación Triunfo de gogós talluditas, sopranos de bingo, maricuelas de lamé y algún virtuoso que no sé qué pinta ahí. De modo que cabe Chikilicuatre, aquel gamberro del programa de Andreu Buenafuente, y cabe Edurne, la lírica muchacha, cada uno en su estilo. Edurne cumplió, y ha quedado en el vagón de cola. Yo creo que el puesto en este maratón da igual, porque el triunfo es librarse del ridículo. Y claro que Edurne se ha librado, porque una chica que canta bien no naufraga nunca. Pero tampoco naufragó aquel Rodolfo Chikilicuatre, que triunfó antes y después de Eurovisión. Lo que pasa con Eurovisión es que es un orfeón de frikis que aún no se han dado cuenta de que lo son. Buenafuente envió una noche a un friki, y quedó decente aquel friki como cantante. Otras veces, como ahora con Edurne, y antes con otras, u otros, hemos enviado a un cantante, y el éxito ha sido que no resultara un friki. Recuerdo rápido algunos casos: Sergio Dalma, Paloma San Basilio, Azúcar Moreno, Raphael, Rosa López o Soraya Arnelas. Si nos ponemos serios, casi diríamos que han seguido sus carreras respectivas a pesar de Eurovisión.
Habría que pensarse un momento si necesitamos o no necesitamos estar representados en un karaoke de la laca como Eurovisión, donde se nos suele votar poco o nada, mandemos a quien mandemos. Al citado Rodolfo lo encumbraron entre internet y la España vacilona de la puta calle. Casi salió canción del verano, el tío, como Georgie Dann. Yo para la hermosa Edurne quiero lo mejor. Jugó en campo contrario. Menos mal que no le dieron un micro de alegre y tonta figuración. Como a tantos artistas del podio del inmediato olvido.