
LA GAMA de crossover de Hyundai se nutre con un nuevo miembro, que lógicamente también amplía la oferta de un segmento del mercado en el que conviven, por citar algunos, modelos como el Peugeot 2008, Renault Captur o una de las referencias, el Nissan Juke.
La base de esta variante es el i20 de cinco puertas, un utilitario de poco más de cuatro metros al que se ha dado un toque todoterreno elevando su altura al suelo en 20 milímetros, adaptando la suspensión y recurriendo a distintos aditamentos exteriores propios, como las barras sobre el techo, los paragolpes específicos, los bajos de la carrocería reforzados o los pasos de rueda dimensionados.
Hay disponibles tres líneas de equipamiento, Klass, Tecno y Style, la primera de ellas ya de serie con llantas de 16 pulgadas, climatizador y sensor de aparcamiento trasero. La más completa añade llantas de 17 pulgadas, cámara de trasera, sensor de luces y lluvia, navegador con pantalla táctil o sistema de alerta de cambio de carril.
En el interior podemos disfrutar de un ambiente cuidado y funcional, con detalles en naranja o en azul que le dan un aspecto más desenfadado. El maletero ofrece 326 litros de capacidad, pero la modularidad de los asientos, si no están ocupadas las plazas traseras, puede triplicarse y transportar bastante carga.
Dada su orientación, la posición al volante es más elevada y varía con respecto al i20 convencional, pero es igualmente cómoda, o incluso más.
En el apartado mecánico, Hyundai estrena para la ocasión un motor de tres cilindros y un litro de cubicaje, turboalimentado, que ofrece un buen rendimiento y gran agrado de uso. Ese mismo bloque se ofrece en dos niveles de potencia, de 100 o 120 caballos, y se combina con una caja de cambios manual. Para los que prefieran un diésel, la única opción es el ya conocido y eficaz 1.4 CRDi de 90 CV.
Aunque se asemeja a un todoterreno, la tracción es solo a las ruedas delanteras, pero su capacidad es más que suficiente para transitar fuera del asfalto por caminos que no sean muy exigentes.