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El doctor del estímulo

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Ya cumplidas las horas de celebrar a Rafa Nadal como lo que es, el titán con raqueta, querría asentar aquí que me gusta su figura como “doctor del estímulo”, que dijera un clásico, a otros efectos. Me gusta y me deslumbra. Esa figura hay que celebrarla. No soy fanático del tenis, pero sí de Nadal, porque en él está el héroe en camiseta, y porque, si le ves, acabas atrapado por el deporte que practica. Con él, te inicias rápido en el voyeurismo del titán, y acabas seducido por el tenis, en general. Quiero decir que lo mismo no has visto un partido de tenis en tu vida, pero ves a Nadal y te quedas tres horas embelesado con su gesta. A mí me pasó. Y  le ha pasado a no pocos amigos, que sabían de la existencia del tenis porque lo jugaban minifalderas. Con Nadal he pillado más lujuria al tenis que siguiendo a las rusas de la raqueta, que son un morbo. Rafa nos vino acostumbrando, durante mucho rato, a una victoria por partido, y ahora hemos vuelto a aquello, más o menos, con lo que Nadal es la portada principal y global que nunca se fue. Hace falta gente como él, aunque como él solo hay uno. Umbral, nunca olvidado, repetía que el riesgo de un genio es que suele arruinar a toda una generación. Esto se cumple y no se cumple con Rafa, porque tiene generación de victoriosos como Fernando Verdasco, Feliciano López o David Ferrer, aunque él suele eclipsarlo todo, lo quiera o no lo quiera, que no suele quererlo. Si uno tira de la biografía descomunal de Rafa, nos sale, en la copa, Xisca Perelló, la novia silente y serena, a la que él llama Mery. Es una chica de esquivar los focos de consorte, y en la grada lleva el entusiasmo por dentro. Nadal no es famoso de portada del colorín, aunque pudiera salir en cualquier portada, por méritos de prestigio, o sea, porque sí, a la contra de la moda. Más allá de la colección de trofeos de Nadal, tan estruendosa, su figura es un subidón de ganas, un contagio de salud, una cátedra de ahínco. Te guste o no el tenis. Que, si le ves, hasta te acaba enviciando. | Sigue leyendo.


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