Zarzuela ha dejado claro que el Rey no quiere ni oír hablar de abdicar, y trasciende ahora en el PSOE el disgusto del monarca con Pere Navarro, líder de los socialistas catalanes, que aprovechó la cobertura mediática del debate sobre el estado de la nación para pedir su abdicación. Tras las declaraciones del primer secretario del PSC, don Juan Carlos llamó a José Luis Rodríguez Zapatero para preguntarle por qué Navarro la había tomado con él. “Zapatero sigue teniendo influencia. Ha sido presidente del Gobierno durante ocho años y el Rey tiene la suficiente confianza con él como para pedirle que medie para rebajar el tono del PSC”, explican fuentes conocedoras de la llamada.
El talante de Zapatero ha contribuido a que la buena sintonía entre ambos funcione hoy como cuando departían con mucha más frecuencia. Alejado de la política, en su retiro del Consejo de Estado, el expresidente recibió el encargo real con interés, en la creencia de que no es cuestión de que los socialistas se abran aún más frentes. Por mucho que en el PSC aseguren que la petición de Navarro era coherente con los principios de regeneración institucional que defiende el partido, al Rey no le convencen nada esas explicaciones.